El Consejo de Ministros aprobó el
pasado viernes el Real Decreto de oposiciones al Cuerpo de
Maestros para la Ciudad Autónoma de Ceuta (territorio MEC)
que vendrá a cubrir parte de las necesidades del sector
docente en la ciudad.
Cierto es que nuestra ciudad es un excelente laboratorio
para que el Estado analice las mejoras que, a buen seguro,
deberá incorporar en el sistema educativo adaptado a las
necesidades de una demanda de población infantil que, en
buen número -inmigrantes-, debe por obligación escolarizarse
y aprender en un idioma que no es el suyo.
El gran error histórico en los últimos quince años, -cuya
consecuencia ha derivado en un altísimo fracaso escolar de
la población musulmana ceutí-, ha sido no adaptarse a las
circunstancias de un alumno desconocedor en gran medida del
idioma de su país (el castellano) debido a que en su entorno
familiar el árabe predominaba y aún predomina
fundamentalmente.
Dado que la Constitución española no reconoce el árabe, sí
se ha perdido en exceso un tiempo de oro para que se hiciera
un especial programa educativo adaptado a tal incidencia.
Algo que hoy en día ya está casi subsanado afortunadamente y
en vías de mejoras. No es lo mismo un niño de siete años de
Toledo que ya debe adentrarse en el Inglés, que un niño de
la misma edad de cualquiera de los barrios de mayoría
musulmana en Ceuta donde el idioma que debe aprender es el
castellano porque el de andar por casa resulta que sigue
siendo el árabe. Hay que adaptarse, y ese es el gran reto
del Ministerio de Educación y Ciencia que cuenta con estas
competencias en Ceuta. Es el MEC quien debe dar ejemplo de
buen hacer para que le sigan las autonomías receptoras de
las competencias en Educación.
Se convocan más plazas de profesores. Aún así la ratio
profesor alumno continúa descompensada. Ceuta cuenta con una
muy alta población infantil
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