Pero, desafortunadamente no es
posible, así que me perderé la interesantísima conferencia
que se impartirá en la Muralla Real a los alumnos de la
Universidad para mayores de 50 años, sobre algo relativo a
la represión franquista. Comento el asunto con mi
correligionario José Miguel Ruiz Andrade, amigo entrañable y
miembro operativo, como servidora, del Clan Ratzinguer,
somos colegas, eso es evidente. Y a ambos nos encanta la
Historia y tenemos una memoria histórica excelente, tanto,
que anhelo estar presente en la conferencia del señor
Sanchez Montoya porque, ya que está tan puesto en
“represión” me encantaría que me diera las claves para
encontrar en archivos polvorientos el acta del juicio de mi
tío abuelo, el joven estudiante de 2º de Derecho Lorenzo
Iniesta Huertas. Que estuvo en aquel mes de noviembre de
hace ya setenta años, con la mitad de los chicos de su curso
en la checa de Fomento y que fue asesinado por Santiago
Carrillo en Paracuellos del Jarama ¿Que dice José Miguel?
¿Qué a las cerca de cinco mil criaturas asesinadas, entre
ellas el gran autor Pedro Muñoz Seca, abuelo de Alfonso
Ussía no les hicieron juicio? ¡Cuantas irregularidades! ¡Y
pensar que siguen vivos los asesinos y no se les ha sentado,
por mor de la reconciliación, en el Tribunal de Crímenes de
Guerra de la Haya! Pero todavía hay tiempo, machacado el
espíritu de la Transición, ese que bordaron Adolfo Suarez y
Felipe ya es hora de recobrar la memoria y comenzar a contar
muertos.
Por cierto, la madre del joven Lorenzo, mi bisabuela, nunca
logró dar con sus restos en las fosas comunes y acudió año
tras año a llorar a su hijo al inmenso camposanto. Por eso,
ya que sé de la prodigalidad y generosidad del Presidente
Juan Vivas a la hora de costear peregrinaciones religiosas a
la Meca, aprovecho para solicitarle formalmente que se
estire y me haga llegar una ayuda para peregrinar a mi vez a
Paracuellos, para hacerle allí una misa a mi tío asesinado
por ser católico y de derechas. Con escarbar entre los
huesos hasta lograr hallar, mediante pruebas de ADN los
despojos del estudiante, supongo que no encontraré problemas
de financiación ya que, en virtud de la Memoria Histórica,
se están desenterrando cadáveres y haciendo homenajes muy
sentidos, todo costeado por los esfuerzos de Zetapé por el
olvido, el perdón y la conciliación, disculpen, he querido
decir por la manipulación de los españoles para que volvamos
a sentirnos enfrentados y agraviados, ofendidos y rabiosos,
con ánimos de revancha y convertidos en auténticos
rencorosos hijoputas. Por cierto, señor conferenciante ¿Qué
corporación municipal de ateos ordenó retirar al Cristo de
la hornacina del puente? Haga memoria, porque, si existen,
que no será el caso, les denunciaré con efecto retroactivo
por vejación de sentimientos religiosos y que José Miguel
Ruiz Andrade haga el favor de callarse y no ponerse erudito
y pincharme, porque todos queremos recuperar las actas de
los juicios de los 119.963 católicos, sacerdotes y monjas
asesinados en las ciudades españolas durante el genocidio de
la II República ¿Qué que pasa con los nuestros masacrados en
el medio rural? Esos no están contados, son tantos miles que
ya, ni merecía la pena, se acababan los números y el horror
de aquellos años de terror hace fallar la memoria. La
diferencia entre la represión franquista, tras una guerra y
la represión republicana sin más, es que los primeros hacían
juicios y escribían sus actas con pulcritud, se molestaban
en acusar a los enemigos, juez, fiscal, abogados, vamos, con
formalismos y ciertas garantías.
Los 119.963 no tuvieron formalismos ni garantías, fueron
crímenes sin más y los de Paracuellos fue simplemente, un
genocidio que sumarse al genocidio. Usted que sabe tanto,
señor conferenciante, ustedes, adoctrinadores oficiales y
oficiosos que nos tratan de reprogramar en plan sectario ¿Me
pueden decir adonde tenemos que dirigirnos los católicos
para localizar las actas de los juicios de nuestros muertos?
¿Qué no hay actas? ¡Pues cállense de una puta vez!
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