La familia Hoover es como mínimo peculiar. Una abuelo
enganchado a la cocaína y sin límites verbales. Un padre que
vende humo envuelto en un halo de fracaso. Una madre
desesperada por la situación. Un tio que se intenta suicidar
al no soportar la pérdida de su novio. Un hijo adolescente
que lee a Nietzsche y hace voto de silencio hasta que
consiga entrar como piloto de las Fuerzas Armadas. Y la
pequeña Olive, obsesionada con la belleza y atemorizada por
el fracaso.
Un día de forma repentina la suerte lleva a Olive a
participar en el concurso de belleza ‘Pequeña Miss Sunshine’.
La familia Hoover a pesar de su caótica situación decide
coger la cómica furgoneta de los viajes largos y recorrerse
medio país para complacer a la pequeña Olive, nexo de unión
entre los variopintos personajes que conforman el plantel.
El viaje será inolvidable para los Hoover que en su oxidada
Volkswagen se dirigen hacia California. El camino aguarda
historias para todos los personajes. La tragedia y la
comedia (puntos de vista fundamentales para entender la
vida) se entrelazan a lo largo del periplo de tres días
mezclado con todo tipo de sorpresas, extravagancias e
irreverencias. El viaje desemboca en el gran debut de la
pequeña Olive sobre la pasarela y a un cambio brutal en la
situación de una familia real de americanos inadaptados que
nunca hubieran imaginado un final así.
Sobre ruedas
Johnathan Dayton y Valerie Faris, matrimonio de directores,
han debutado en la gran pantalla con esta ‘road movie’ que
no ha dejado indiferente a nadie. La experiencia les avalaba
con sus más de 75 proyectos, tanto cinematográficos como
televisivos, y su más que conocida fama como directores
publicitarios.
El reparto está compuesto por secundarios de toda la vida
como Steve Carrel (el tio suicida) al que hemos visto en
‘Embrujada’ o ‘Melinda y Melinda’, Toni Collete (la madre
desesperada) en ‘Las Horas’ o ‘El Sexto Sentido’, o Greg
Kinnear (el padre fracasado) en ‘El Enviado’ o ‘Mejor
Imposible’.
Y entre secundarios y directores publicitarios el resultado
es inmejorable. Posiblemente una de las cuatro mejores
películas del año. La sencillez que envuelve a toda la cinta
es soberbia, el guión (Michael Arndt) extraordinario que
resuelve escenas de forma sobria y equilibrada. Aunque
posiblemente lo mejor de este film independiente es la sutil
forma en la que los directores combinan lo triste y lo
divertido.
También hay que tener en cuenta, tal y como está el mercado
cinematográfico americano, que esta película consigue hacer
reir mucho al espectador, cosa que no es nada fácil. y más
si se tiene en cuenta la denostación que la crítica ha
ejercido ultimamente hacia la comedia al considerarla un
género ‘fácil’.
Posiblemente Dayton y Faris pretenden agarrar una buena
historia dirigida de forma sutil y contada de forma
inteligente. A través de estos personajes los cineastas
pretenden explicar la vida de tipos relativamente normales
abocados al fracaso.
Posiblemente una de las sorpresas y genialidades del
presente año cinematográfico. Una película que hay que ver y
disfrutar sin ningún tipo de prejuicios (¡¡incluso en EEUU
lo han hecho así!!). Quizás estos ‘noveles’ directores se
hayan aproximado a la interpretación más cercana de la
‘normalidad’ de una familia americana que vive en una
sociedad en la que nada importa si no eres alguien.
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