El PP no sólo ha institucionalizado el concepto “barrigas
agradecidas” en el espectro político ceutí, sino que, en su
profunda sabiduría, ha querido llegar mas allá, creando dos
variantes de una forma repulsiva de ejercer la
representación popular.
La primera, la clásica “barriga agradecida” enmarca a esos
cientos de amistades del PP, a los que se premia su
fidelidad con puestos o cargos suculentos que salpican
nuestro universo local. Asesorías nacidas por generación
espontánea (como las dos plazas de rotweilers en menores a
razón de medio kilito el mes) ,Viceconsejerías de jardines,
parterres y otros ornamentos florales o las múltiples plazas
en la Ciudad a las que misteriosamente acceden con suma
facilidad allegados de la Santa Marca Política, son ejemplos
de cómo Vivas sabe tener contentos a quienes sostienen el
pedestal desde donde divisa su reino.
El problema viene, cuando con tanto despilfarro en dádivas,
refuerzos personales, estatuillas y agasajos mil, nos
quedamos sin dinero para (¡Vaya, se nos había olvidado!)
hacer políticas sociales en la Ciudad española con mayor
índice de pobreza y desarraigo.
Ante tan desalentador panorama, las mentes preclaras del PP,
decidieron dar una vuelta de tuerca a la exitosa marca
registrada “barriga agradecida” para seguir obteniendo los
mismos réditos sin pagar apenas un duro. ¿Con quién? Fácil:
personas mayores y vecinos del Príncipe. ¿Cómo? Más fácil:
menú de 7´5 euros en restaurante afín, presencia de algún
cargo sonriente recorriendo las mesas proclamando que el PP
no invierte en ellos pero, que más da cuando los filetitos
de gallo están tan ricos…
La Ciudad tiene un presupuestos en el área de Mayores de
310.000 euros (casi la tercera parte que en publicidad
institucional). De ese dinero salen cuatro cenas que la
Ciudad hace en fechas señaladas donde 700 elegidos disfrutan
de un suculento menú mientras Vivas merodea entre los
comensales. 1 de cada 3 euros que gastamos en mayores sirven
esta populista causa. Ni programas de ocio, ni ayudas, ni
viajes, ni Residencia. 4 cenas para unos pocos y a huir.
En cuanto a las cenas para los vecinos de Príncipe, Bel tuvo
la enorme cara dura de decir la semana pasada que lo pagaban
dos empresas privadas. Sin embargo, portavoces oficiales de
la barriada declararon que Tafi, brazo armado de Bienestar
Social, organizó y ejerció de anfitrión en la velada. Y
encima, Bel parecía indignada por nombrar esas dos empresas
(que yo no menciono) que tan “altruistamente” servían al
pueblo ceutí. Yo me apunto a la siguiente cena. Pero mi voto
no lo compran con siete euros y medio.
|