Hace ya unas fechas fui
espectadora desde la pantalla de mi ordenador de las
informaciones y contrainformaciones escritas por miembros de
la “pandilla plumilla” sobre un rifirrafe acontecido entre
el Delegado del Gobierno por una parte y creo que, el pepero
Gordillo por otra y todo por la fecha de culminación de las
obras de un hospital. El tema hizo correr riachuelos de
tinta y cada cual se posicionó en esta especie de batalla
dialéctica de buenos propósitos y mejores intenciones.
Porque a ambos contendientes se supone que les interesa por
igual el que se abra el centro sanitario y los usuarios
disfruten de él. La gresca me maravilló, por la educación y
el buen tono de socialista y pepero, al menos visto desde mi
perspectiva, guardando aún en las entendederas y en las
pupilas las animadas broncas del parlamento de Taiwán,
donde, sus señorías, la emprender a mamporros y a golpes de
kárate con el adversario, para refocile de la audiencia y
deleite de los espectadores. ¿Qué el hospital se inaugura
unos meses más tarde? ¿Y que más da? Lo importante es que
funcione y los pacientes queden contentos, que los
extranjeros sean atendido previo pago, para no ser gravosos
para el contribuyente español y que se incentive con
esplendidez al personal sanitario. Eso hará que el centro
funcione correctamente, se evitará la saturación facturando
a quien no posea su cartilla sanitaria,con lo que se
evitarán fricciones y agravios comparativos, los médicos y
enfermeros estarán felices y será muy beneficioso para la
ciudad. Un rifirrafe, para mí, absolutamente exquisito.
Si lo comparamos con la polémica recientemente surgida a
raíz de las declaraciones de un tipo del Partido Socialista
de Euzkadi que ha venido a decir, según el diario La Razón,
que, los asesinos de ETA y sus familiares, también sufren,
aplaudiendo de esta manera lo que, personalmente me parece
por parte del Gobierno Vasco “presuntas” conductas que
pueden ser calificadas de prevaricación, malversación de
caudales públicos y tangencialmente colaboración con banda
armada ¿Qué que conductas?Pues las subvenciones a los
familiares de los criminales presos de ETA para que se
desplacen ,con todos los gastos pagados, a ver a sus
delincuentes por las distintas cárceles de España. Mil
veces, en mil artículos, desde 1999 he venido denunciando,
desde mi insignificancia, esta aberración largamente
consentida que supone primar y beneficiar a los familiares
de los terroristas y concederles privilegios que no están al
alcance de las familias presos comunes que, por cierto, le
recuerdo al tipo del PSE, también “sufren”. Pero se ve que,
el Ibarreche y su camarilla de estómagos agradecidos, son
muy obsequiosos y están muy dispuestos a colaborar para que,
la prisión de los asesinos, les sea más llevadera, a ellos y
a su entorno. ¡Venga ya esos cojones encima de la mesa! ¡Que
salte alguien del PP y denuncie el empleo de los dineros!.
Esperando estamos un buen rifirrafe con sustancia que siente
frente al Juez al Gobierno Vasco en pleno, porque, a esos
tipos, o se les monta una buena Malaya con jueces y fiscales
ceutíes en comisiones de servicio en el norte o seguirán,
como hasta ahora impunes en su mamoneo. Ahí hay tema.
En lo del hospital hay riña tranquila, alguna ironía de esas
que son recogidas por los medios locales como algo
extraordinariamente meritorio, pero no hay familiares de
asesinos andorreándose España a todo plan, en autobuses
“especial confort” en atención a la meritoria acción de ser
consanguíneos de criminales. Ahí hay cacho para que salten,
tanto el Delegado, que es un hombre de bien, como Gordillo,
que es un tipo con un buen potencial. Cualquier ciudadano
que tenga conocimiento o presencia un presunto hecho
delictivo, tiene el deber y el derecho de denunciarlo. Y
ellos más. Porque son relevantes para la comunidad y porque,
ese respeto que despiertan, se lo tienen que currar. Por
“eso” sí merece la pena liarla.
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