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OPINIÓN - SÁBADO, 24 DE FEBRERO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El Clan Ratzinguer
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando ustedes lean estas líneas seguramente yo habré acabado de redactar una denuncia por delitos contra los sentimientos religiosos, vejaciones e injurias e incluso puede que la haya enviado ya a mi pasante madrileña, la luminosa Ángela Rodríguez Lutkins para su presentación en los Juzgados de Guardia de Plaza de Castilla. ¿Qué dicen? ¿Qué si se trata de algo similar a la denuncia que presenté contra una tipa que arrojó un Belén a la basura? Vale. Para presentar esa denuncia estuve esperando hasta el 24 de diciembre, cumpleaños del Niños Dios, un pequeño presente simbólico, como el del pequeño tamborilero. Esta nueva denuncia está siendo mucho menos emotiva, es más, podría calificarla de “nada” emotiva, porque, al redactarla, me pueden el asco y la indignación. Y la pena. Pero solo cumplo con mi obligación como miembro en activo de “El Clan Ratzinguer” un colectivo que mueve a cientos de millones de criaturas a lo ancho y a lo largo del Universo bajo el divino signo de la Cruz. ¿Qué gruñen? ¿Qué que putada nos han hecho “esta vez” a los cristianos? Será fácil de entender si vieron ustedes en tele 5 el episodio de la serie “Aída” del pasado domingo . Para quien no tuviera el dudoso placer de presenciarlo contaré que, la porquería, trataba sobre los amores entre la protagonista y un señor que resultó ser un sacerdote, todo adobado con comentarios chabacanos tipo “No había empujado tanto desde que se me averió el coche” en boca del hombre de Dios, obscenidades múltiples y escenas de ardor amoroso ante el altar mayor de la parroquia presidido por un enorme crucifijo “¿Estas seguro? Yo no multiplico como “ese” los panes y los peces”. El escarnio y el ataque a nuestras creencias fue brutal, el atentado a nuestros sentimientos religiosos ridiculizando símbolos sagrados, rozando la blasfemia y cayendo en el sacrilegio es algo, con precedentes, por cierto, porque “hacernos sangre” ha salido gratis hasta ahora, pero especialmente vejatorio y violento.

Será que, los cristianos, tenemos fama de “blanditos” y de ser como los mazapanes, dulzones y algo empachosos. Y con el denominador común de la falta generalizada de cojones. La testiculina se presume a los islámicos, porque, a ningún guionista de la serie “Aída” se le pasaría por la imaginación liar a la protagonista con un hombre santo del Islam ni mofarse del Sagrado Libro del Corán, los guionistas antes se cagarían de miedo, los personajes se negarían a protagonizar las escenas sacrílegas y la cadena de televisión no “osaría” ofender gravemente a los musulmanes con su emisión, por miedo, porque los islámicos se revuelven, enseñan los dientes, arman el 2 de Mayo a nivel internacional, difunden las imágenes blasfemas por internet y tiene que salir hasta Zetapé pidiendo perdón públicamente para no joder su “Alianza de las Civilizaciones” que tan buenos puestecitos representativos va a crear. Con nosotros, los jiñados católicos, o eso presumen, el tema va de burla y de hacer pupa, para que lloremos como “nenazas”. O esas han sido las reglas, porque nos creen una especie de mosaico de soplapollas, sin unión y sin dirección, más desamparados y pasando más fatiguitas que el perrillo de un desguace. ¿Qué si yo me creo “alguien” para denunciar? Por supuesto, yo soy persona “muy principal” como ustedes, cristianos o musulmanes, soy creyente y eso nos hace a todos ser gente como Dios manda. Cumplo con mi deber y me siento orgullosa y emocionada de, ante el teclado desteñido por el uso, de mi ordenador, ser capaz de luchar por mis creencias y por defender mi fe. Yo nada poseo, todo me es dado por Dios, tengo, como rifeña, la moral del beduino “tribu y familia”. Mi tribu está capitaneada por el jefe Ratzinguer y mi familia son todos los creyentes y todo aquel que, como estoy haciendo hoy, sea capaz de denunciar a quienes atacan a su religión.
 

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