Muchas gracias, no haberse
molestado…¿Qué de que carajos en salmuera estoy hablando?
Pues de que hoy es mi cumpleaños y me encuentro abrumada y
emocionada por las felicitaciones que me han enviado,
servidora es muy sentida, aunque les ruego que no me manden
más flores porque, como mis hijos no están acostumbrados a
los detalles, les ponen mostaza y se las comen. Gozosa o
azarosa fecha la del aniversario ¿Qué será azarosa para mí?
No. Yo cumplo cincuenta y dos años, es decir que me quedan,
por las innovaciones actuales de la geriatría, treinta o
cuarenta años de pésima calidad de vida y además no me
importa decir mi edad, porque los gnomos somos feos pero
intemporales, como buenos arquetipos mágicos.
Eso sí, lo que más me ha conmovido es el detalle del Editor
de este diario, ya en Navidad me dejó sin aliento cuando
apareció en mi casa un propio con algo alargado y de aspecto
aristocrático en cuanto a la envoltura, yo pensé que era un
violín, pero ¡que va! Mi jefe no remienda de viejo y me
obsequió con el hueso mondo y lirondo de la paletilla de
jamón ibérico que se habían metido en su casa entre pecho y
espalda. Y encima una felicitación muy sentida “Para que
haga usted caldo del puchero y le aproveche. Mi regalo no es
pecuniario, cosa que me ha de agradecer, porque así le evito
el riesgo de que se lo gaste en vicios. Velando por su
virtud y buenas costumbres. Este y que lo es. Su editor” ¡No
vean! Me harté de llorar porque soy muy sensible y tengo el
hueso atado con una cuerda para meterlo y sacarlo de la olla
y que no se desperdicie la sustancia. Pero hoy ha sido más
emotivo porque, sabedor de que no poseo adornos ni
pendeloques me ha enviado en un lujoso estuche de joyería el
cordel de colgar el lomo embuchado que tiene en su casa,
algo grasiento, por cierto, pero huele que alimenta, me lo
he puesto en la muñeca ¡pulsera de postín!
Y cuando he ido a tomar café al bar me han seguido todos los
perros de la barriada, hasta uno ha intentado mearme, pero
eso demuestra la calidad del embutido que pendía del cordel
y su capacidad de atracción. Este Jefe mío es un detalloso y
todavía guardo con sentimiento (que no con resentimiento) el
fax del menú de la cena de Navidades a la que no me invitó
por mi bien, porque sabe que yo tiendo a lo macrobiótico y
no quería hacerme pasar un mal rato con la comilona.
Fechas entrañables las de los cumpleaños, aunque cuando
realmente se disfrutan es de pequeños, aquí organizan
fiestas infantiles en parques de bolas con toboganes y
payasos para los niños, todo muy cronometrado y muy de ir a
entretenerles porque, los niños y las niñas de hoy van en
plan “Mariquilla Cojones” exigiendo por adelantado. No como
en nuestros tiempos, ni en mis cumpleaños morunos donde nos
reuníamos cuatro gatos, mi amiga Flor Robles Fraga que era
hija del cónsul y de Elisa Fraga Iribarne, con sus hermanos,
las niñas Bensiamar, las Mohatar y paren de contar, medias
noches con queso, caramelos, chocolate en taza y la tarta
con las velas, no nos hacían falta ni bolas de colores, ni
magos, ni payasos, la fantasía dibujaba castillos, al
capitán Trueno, Crispín y Goliat, a la pequeña Lulú y todo
ello con la música de los Cinco Latinos sonando en el picú
para que la oyeran los padres que tomaban el té de
hierbabuena en el salón, mientras nosotros jugábamos en la
calle levantando polvo dorado saltando a la comba y cantando
nuestras coplas “En el barranco del Lobo, hay una fuente que
mana, sangre de los españoles, que murieron por la Patria.
Ni me peino ni me lavo, ni me pongo la mantilla hasta que
venga mi novio, de la guerra de Melilla” ¡Que sublimes e
inmensos los atardeceres rifeños! Los judíos dicen “El
próximo año en Jerusalén” Yo digo “El próximo cumpleaños en
el Rif”. Será Insha Állah.
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