Dicen, los que entienden, que una
imagen vale más que mil palabras. Y, la verdad, llevan toda
la razón del mundo. A veces, al ver una fotografía, usted,
se queda cómo dudando de que esa fotografía pueda ser verdad
porque, en su fuero interno, no llega a entender que pueda
darse y mucho menos encontrar, en ella, a ciertos personajes
todos reunidos en amor y compaña. ¡Que grande es el amor y
que poca la dignidad de algunos personajes!, que han pasado,
de forma rápida, a convertirse en simple personajillos,
pelotas y lameculos de aquel a quien tanto criticaron.
¡Vivir para ver, señor!.
Personajes, hoy convertidos en simples personajillos,
pelotas y lameculos de quien, un día, les menosprecio
enviándolos al ostracismos político, a pesar de que al lado,
de todos ellos, no era más que un advenedizo al que, vaya
usted a saber por qué razón, le dieron la gorra y el pito
con mando.
No entiendo a todos estos que con una gran preparación y
habiendo demostrado lo que valían, se conviertan en pelotas
y lameculos de alguien, a quien le quita la gorra y el pito
con mando y se quedan en nada, o sea en lo que han sido
siempre, hasta que por la gracia de Dios le dieron la gorra
y le pito, unos don nadie que los movían y echaban bellotas.
Si alguien me llega a decir, que estos peazos de ojos que no
se pueden aguantá de lo bonito que son, iban a ver en eso
que vale más que mil palabras, a todos esos personajes, hoy
personajillos, reunidos a mesa y mantel, no me lo hubiese
creído. Es más, no lo voy a negar, hubiese creído que
alguien me gastaba una broma. Pero no, no es ninguna broma,
es una cosa tan real, como a vida misma.
Nunca entenderé cómo las personas pueden perder su dignidad
y su autoestima pasando, ante los ojos de todos a
convertirse, de la noche a la mañana, en unos personajillos
en los que, ya, nadie va a creer por al sencilla razón, de
que han perdido toda la credibilidad que tenían. Una pena
ver, la enorme cantidad de falsos e hipócritas que nos
rodean. Personajes, hoy convertidos en personajillos de los
que hay que huir antes que te den una puñalada por las
espaldas.
Ya me decía la sabia de mí abuela: “que por dinero baila el
perro”. Pero es que, viendo a todos esos personajes, hoy
convertidos en vulgares personajillos, no acepto que sea por
dinero su acercamiento a quien no podían ver ni desde lejos.
¿Acaso será por un puestecito?. Si no es por dinero y es por
un puestecito de mando peor me lo ponen porque, cualquier
persona con cierta preparación, no se puede denigrar tanto
ante quienes tanto daño les causaron sin tener más
conocimientos políticos y culturales que la gorra y el pito.
La verdad no sé por qué me asombro tanto, al ver lo que
estos peazos de ojos que se van a comer los asquerosos de
los gusanos, han visto, con la cantidad de cosas que me
quedan por ver y las que te rondaré morena del alma.
Sólo un personaje se ha mantenido en su sitio sin ceder,
ante el de la gorra y el pito, un milímetro. Ese por
supuesto no va a contar con la correspondiente bendición
para seguir. Va a contar con mi admiración que bien poco es.
Más vale morir de pie que vivir de...
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