Me lo tropiezo mientras doy mis
correspondientes barzones por el centro de la ciudad, a esa
hora vaga de mediodía. Y, claro, no dudamos lo más mínimo en
ponernos a pegar la hebra. Es él quien empieza la
conversación sobre el cruce de acusaciones habida, la semana
pasada, entre Pedro Gordillo y Jenaro García Arreciado.
-Pedro luce más cuando calla que cuando habla...
-Llevas razón. Mas está en su perfecto derecho de hacer
oposición.
-De acuerdo, Manolo, pero no me ganarás que carece de
aptitudes para ejercer la dialéctica.
-Negar lo que dices sería un disparate por mi parte. Es
verdad que PG no ha sido alumbrado para el arte de discutir.
-De cualquier manera, tiempo ha tenido para prepararse y
mejorar en muchos aspectos.
-Y a lo mejor lo ha hecho; pero ni siquiera su voluntad le
ha valido para conseguir que sus discusiones parezcan
rigurosas.Y,mucho menos, le ha permitido el lujo de
adornarse con ironías capaces de convertirlo en triunfador
de los debates que suele mantener.
-Pues bien, que deje meterse en berenjenales cuyas
consecuencias no son rentables para su partido.
-¿Por qué razón va a dejar de participar en algo que le
gusta sobremanera y encima su partido ve con buenos ojos su
manera de hacer oposición?
-Das la impresión de estar defendiendo al presidente del PP.
-Lo que estoy defendiendo es el derecho que tiene a
expresarse según crea conveniente. Ahora bien, si priman sus
desaciertos habrá de asumir las consecuencias negativas de
su proceder.
-Y, mientras tanto, Juan Vivas se ve perjudicado por cómo
actúa su compañero de partido.
-No lo creo. De ser así, ya habría JV usado toda la
habilidad que le caracteriza para devolver a PG al buen
camino. Si es que éste, un suponer, está transitando por
senderos perjudiciales para los intereses del PP.
-Se te nota que has leído lo escrito en tu periódico acerca
de las declaraciones de JV en Radio Nacional de España.
-Sí. Y en ellas el presidente de la Ciudad ha defendido a
Gordillo porque cree que su amigo está en su perfecto
derecho de opositar contra el Gobierno de la nación.
-Es decir, que Juan Vivas ve bien que su compañero, cada dos
por tres, convoque una conferencia de prensa para dar un
discurso compuesto por palabras atropelladas y faltas de la
menor finura.
-Tal vez. Por qué no... En ocasiones, lo que nos parece
contraproducente lleva implícito un motivo de mucho cuidado.
-¡Qué?...
-Lo que oyes... Que a veces las apariencias engañan. Y no
olvides que en esta vida el más tonto hace relojes.
-Tendrás que explicarte, Manolo, porque te juro que ahora
mismo estoy en blanco.
-Cualquier cosa que te diga al respecto es por pura
intuición; si bien ésta a veces suele conducir por el camino
acertado y... ¡bingo!
-Coño, déjate de circunloquios y hazme el favor de
desembuchar.
-Vaya por delante, otra vez, que todo es pura perspicacia.
Mira, JV sabe, más que bien, que PG cuando discursea se deja
llevar por la emotividad y se convierte en un fustigador
incapaz de reparar en lo que dice y de la manera cómo lo
dice.
-Más a mi favor para que JV intervenga y procure aplacarlo.
-Y qué ganaría tratando de cambiarle el discurso y la forma
a PG.
-La verdad es que no lo sé.
-Nada. Sin embargo, con la manera de comportarse su amigo
consigue que los adversarios se salgan de sus casillas y
muestren la peor cara. Lo cual es rentable. ¿Lo
entiendes?...
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