Con semblante tranquilo entraron ayer los tres hermanos
acusados por el asesinato de Abdelatiz Hamed Ali a la sala
de la Audiencia Nacional, escenario en el que se desarrolló
una dura jornada. Los presuntos autores de los hechos
acaecidos la mañana del 29 de enero de 2004 declararon uno a
uno ante el jurado popular. El representante del Ministerio
Fiscal, José Luis Puerta, llamó al hermano mayor, Mustafa
Abdel-hah Ahmed, quien defendió el planteamiento propuesto
anteriormente en el alegato de la Defensa. Este hombre
afirma que se encontraba en su domicilio cuando su hermano
pequeño Abdel le avisó de que el difunto Abdelatiz Hamed Ali
había matado a su madre. Según el testimonio de este
acusado, al llegar a la escena del crimen encontró a su
hermano Ahmed herido en una rodilla a pocos metros del
domicilio de la víctima, donde ésta forcejea con su otro
hermano, Said.
La versión de los tres imputados coincide en varios puntos.
Mustafa, al igual que sus hermanos, mantiene que acude a la
casa de Abdelatiz Hamed Ali con la certeza de que su madre
ha muerto, señala que él y Ahmed en ningún momento agreden a
la víctima sino que intentan separar a su hermano Said del
fallecido. La Fiscalía hizo hincapié en el hecho de que los
hermanos no se trasladaran al hospital o confirmaran el
estado de su progenitora, la procedencia de las armas puesto
que el cuerpo presentaba heridas provocadas por tres objetos
distintos. El abogado de la Acusación, Lorenzo Linares, con
preguntas más directas interrogó a los acusados sobre
detalles concretos como la vestimenta, la procedencia de las
armas, la localización exacta de los acusados durante el 29
de enero de 2004 o el orden de llegada al escenario del
delito.
El abogado de la Defensa, Carlos García Selva, presentó a
Mustafa como un padre de familia de siete hijos, trabajador
que por una discusión con un Policía hace años acabó una
semana en la cárcel.
El segundo de los hermanos en testificar fue Ahmed, quien
como soldado profesional en el Cuerpo de Regulares recibió
la noticia de la supuesta muerte de su madre en el Cuartel
por su hermano pequeño, Abdel. Apoya la declaración de su
hermano mayor, realizada minutos antes en cuanto a inculpar
directamente a Said y negar su implicación directa en la
muerte de Abdelatiz.
El representante del Ministerio Fiscal puso sobre la mesa la
instrucción militar que Ahmed ha recibido así como las
técnicas cuerpo a cuerpo de las que tiene conocimiento. Es
el primero de los tres hermanos que se persona en el
domicilio de la víctima para “pedir explicaciones” por el
supuesto fallecimiento de su madre y según su versión, es
Abdelatiz quien sale a su paso con un machete, le agrede en
la pierna y sufre una caída, la cual no pudo especificar si
le produjo pérdida de consciencia o un aturdimiento leve.
También niega haber portado ningún arma, afirmando que las
únicas en el lugar del crimen son el machete que empuña la
víctima, y el machete y el hacha que empleó supuestamente
Said para matarla. Tanto la Fiscalía como el abogado de la
Acusación solicitaron a Ahmed precisión a la hora de narrar
la precipitación de los hechos desde que supuestamente cae
desvanecido o seminconsciente hasta que la víctima cae sin
vida en el habitáculo donde residía. La Defensa, en cambio,
intentó hacer ver que la instrucción militar de Ahmed no
incluye el ataque con arma blanca, que él y su hermano
Mustafa no llevaban armas.
Llegó el turno de Said, que con respondió con voz alta y
clara pero aparentemente más nervioso que sus hermanos a las
cuestiones de la Acusación. Salió a relucir su pasado con
las drogas y cómo en el momento de los hechos se encontraba
en “proceso de desintoxicación” en su propio domicilio al
cuidado de su hermano Ahmed. Desde una segunda vivienda que
se ubica en la planta superior de la casa familiar, Said
salió armado con un hacha y un machete en busca de Abdelatiz,
al que según su exposición asesta numerosas puñaladas y
hachazos por todo el cuerpo. La Fiscalía y la Acusación
particular insisten en preguntar si sus hermanos participan
o si existen testigos. Said contesta en ambos sentidos de la
misma forma que sus hermanos: “en ningún momento”.
Los tres acusados son detenidos a pocas horas de los hechos
del 29 de enero de 2004 con sangre en su ropa, que tras los
análisis, se confirma que procede de la víctima. Todos,
excepto Said, quien ha dejado su vestimenta en la casa de su
hermano para lavarla, aunque posteriormente alerta a la
Policía de ello. Tras el arresto de los tres acusados, el
hermano pequeño, Abdel, se autoinculpa del asesinato y
cumple tres meses de reclusión en un centro de menores.
Tenía 15 años. Sin embargo, transcurrido este periodo de
tiempo, rectifica su declaración y confiesa su inocencia
para culpar de la autoría de los hechos a sus hermanos.
Abdel testificó en la sesión de la tarde para reconocer que
en aquellos momentos estaba muy nervioso y por ello, se
autoinculpó.
Los acusados describieron a la víctima como una persona
“agresiva” o “muy agresiva”, “peligrosa”, que había sido
denunciado anteriormente por un acto violento contra una
persona mayor así como que “todo el barrio” en el que
residían, Príncipe Alfonso, sabía que el fallecido
maltrataba a su madre. No obstante, los tres imputados
reconocieron que las relaciones con la víctima eran muy
buenas, ya que tienen lazos familiares y sus domicilios
están muy cercanos.
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La acusación aporta testigos que desmontan la versión de la
defensa
La Acusación llamó a declarar a
varios testigos clave para esclarecer los hechos. En primer
lugar, uno de los hermanos de la víctima aseguró haber visto
a los tres acusados saliendo del domicilio de Abdelatiz con
la ropa manchada de sangre y portando cada uno en sus manos
un arma blanca. Además, localizó al hermano pequeño de los
acusados, Abdel, en la puerta del domicilio de la víctima y
minimizó el daño que se infligió a la madre de los acusados.
El momento más tenso de toda la jornada se vivió cuando el
sobrino del fallecido accedió a la sala y declaró que “sin
ninguna duda” vio cómo los tres hermanos, Mustafa, Ahmed y
Said asestaron puñaladas a su tío hasta que éste cayó en el
suelo de su domicilio sin vida. El joven dijo que el
recuerdo de esta escena le persigue desde estos tres últimos
años y que recordó, según sus declaraciones, cómo rogó a los
presuntos autores de la muerte de su tío que no lo mataran.
El abogado de la Defensa, Carlos García Selva, intervino
para localizar las contradicciones que el testigo pudiera
cometer respecto a sus declaraciones anteriores. Hasta tal
punto que el presidente de la Audiencia tuvo que advertir al
letrado que se estaba “pasando” con el testigo y le llamó la
atención. Los agentes que intervinieron en la operación
policial y las primeras investigaciones también aportaron su
testimonio sobre el proceso de detención, la situación que
se vivió en la barriada en esos momentos o las
circunstancias en las que se encontraron la escena del
crimen, totalmente contaminada ya que echaron cubos de agua.
En la jornada de hoy declararán los testigos de la Defensa
así como los correspondientes peritos, que desvelarán los
resultados de los análisis efectuados a los presuntos
autores de los hechos y a la víctima.
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