Comentan que estamos a nivel de
máxima alerta antiterrorista por el macrojuicio del 11-M, lo
que demuestra que, el terrorismo sigue siendo letal y
mierdoso, tanto a la entrada como a la salida. El proceso se
presume largo, por lo que, los controles, las dificultades y
los inconvenientes que suponen las alertas, se harán también
eternos, lo que lleva a incrementar la irritación y el
hartazgo de la ciudadanía. Los ciudadanos, siempre víctimas
inocentes y padecedores de todas las consecuencias de las
acciones de los malnacidos. Por un lado presumo aeropuertos
y estaciones con gran despliegue policial ¿Y se han dado
cuenta de lo incómodos que se han vuelto los viajes de los
occidentales por un terrorismo asqueroso, que no es nuestro
y que ni nos va ni nos viene? La hostilidad se acentúa y
crece, es inevitable, la gente se queja y sus imprecaciones
son muy “políticamente incorrectas”. Y encima tenemos que
padecer, en cada telediario, las tediosas escenas del juicio
y contemplar los caretos de los imputados y, encima, las
opiniones de los abogados de oficio. Puede que, este exceso
abrumador de información vaya decayendo a lo largo de las
sesiones donde, el primer interrogado ha comenzado por
declararse inocente y tan solo contestar a las preguntas de
su letrado. Pero el tema deberá tener mayor agilidad, lo
importante son las pruebas y los informes policiales ¿Qué
dicen? ¿Qué yo siempre he sido muy seguidista con las
opiniones de las policía y de los jueces españoles? Pues sí,
es lógico, porque he tenido a lo largo de veintisiete años a
innumerables defendidos extranjeros que me han relatado, de
forma pormenorizada, como va el tema judicial y policial en
sus países, tanto comunitarios como no comunitarios y, pese
a que todo el mundo dice que, los presos fabulan mucho, no
pueden fabularlo “todo” porque serían una especie de genios
de creatividad en el campo de la novela negra. Y no hay
comparación en ningún sistema judicial, policial o
carcelario con la realidad española. En plan “Anacleto
agente secreto” sí, porque están los del Mossad o la CIA.
Nuestros udycos y nuestros espías andarán por los terceros,
compitiendo duramente con los máquinas de los Servicios
Secretos marroquíes que, entre nosotros y sin ánimos de
señalar, tienen fama de muy operativos.
En fin, puestos a fantasear, a mí me encantaría que, los
juicios, tipo 11M se celebraran en Marruecos o en países más
cañeros y rigurosos que los melindrosos y garantistas
europeinis, tan racionalistas, tan cartesianos y tan
profesionales de la buena conciencia ¿Qué comentan? ¿Qué los
imputados del 11M mostrarían cierto recelo ante el hecho de
ser extraditados en algún momento a sus países de ellos?
Pues será porque tienen mala conciencia, si es que tienen
conciencia.Lo único apasionante del macroproceso serán las
exposiciones de las Diligencias Policiales, el meollo de la
investigación, la dilucidación de las razones exactas de
aquella masacre imborrable que nos mantuvo lagrimosos y
paralizados por el horror aquella mañana, no tan lejana, en
la que, de entrada, muchos no sabíamos lo que estábamos
viendo ni si aquella atrocidad podía acontecer en la
realidad. Y a partir de ahí, la sangre de los inocentes que
anunciaran las profecías y un resquemor duro y palpitante.
¿Olvidar? Imposible ¿Superar? Ya veremos. Por ahora, viajar
se ha convertido en una carrera de salto de obstáculos,
miles de inocentes ciudadanos tratados como sospechosos en
trenes y aviones, miradas de soslayo, desconfianza. Díganme
¿Se puede vivir así?
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