Cerca de medio millar de espectadores se reunieron ayer en
las gradas del Campo Federativo José Benoliel para
presenciar el derbi local de la Liga Nacional de Juveniles
entre la Unión África Ceutí y la Asociación Deportiva Ceuta.
Un partido con tintes de rivalidad, pero que en todo momento
fue sana.
Sobre el terreno de juego brilló la deportividad, salvo
alguna entrada aislada que afortunadamente no pasó a
mayores. Y es lógico que los chavales actuaran así, porque
ambos entrenadores dieron ejemplo de deportividad antes y
durante el partido.
En la grada, mezcladas las aficiones, se respiraba
cordialidad entre amigos y vecinos que apoyaban a los suyos
en la difícil tarea de conducir el balón.
En cuanto al fútbol, hubo de todo, pero sin duda que lo
mejor fueron los goles.
El primero, nada más comenzar el partido, lo dibujaron los
espectadores que se encontraban en la grada con la magnífica
parábola que tomó la falta botada por Corrales. Se ha
envenenado, decían unos. El aire, apuntaban otros. Pero lo
cierto es que el centro-chut del número 3 del Ceuta besó las
mallas.
El empate no sería vistoso puesto que entró de rebote, pero
también vale, que diría el otro.
El otro gol bonito de la tarde fue el definitivo. Cierto es
que pilló despistada a la zaga visitante, pero Fran puso el
nervio y las ganas y se fue de todo aquel que le salió a su
paso.
Un derbi que dejó bonitas imágenes de la entrega de unos
chavales dándolo todo sobre el terreno de juego.
Hay ocasiones en que en esto del fútbol merecen ganar todos.
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