He ido a mirar mi cuenta
corriente, para ver cuánto se me ha ingresado desde el poder
al que, como cada uno de nosotros, según el “salvador” de
esta tierra, suprema inteligencia de la misma, estamos
vendidos. Oiga, se lo prometo, quitando las telarañas de la
misma no hay un solo euro ¡Ditan sean las cazuelas de papas
en amarillo!. ¿A ver si es qué el gran “salvador” se ha
equivocado y, después, de que estamos vendidos no nos dan ni
un maldito euro?. Igual, amigo guardia, no nos los dan a
pesar de estar vendidos, porque nuestra venta no se trata de
ninguna gran superficie de las que se puede “trincar”,
evitando la llegada de otra gran superficie. Y aquí, de
momento, por la amistad que me une a ciertas personas voy a
dejar el asunto. Claro que si se sigue diciendo chorradas,
voy a dejar la amistad a un lado y contar muchas cositas que
sé del asunto.
La redacciones de los periódicos, por supuesto, no son
grandes superficies y, por tanto, no podemos contar aquello
de que, si vienen otros periódicos van a quedarse sin
puestos de trabajos, no sé cuántas criaturas.
Ahora si los periódicos fuesen grandes superficies, si
podríamos comerles el coco al personal diciéndoles, que si
viene otro periódico, una jartá de ellos iban a ir a la
calle. Claro que una vez que los propietarios...., No, lo
siento, mi respeto por la amistad es enorme, por eso lo
vamos a dejar de momento. Pero, insisto, no me canses mucho
porque, entonces, me puedo olvidar de esa amistad y se va a
liar. Como dijo aquel: “se cree el ladrón que todos son de
su condición” .
Tanto que se habla de la memoria histórica y lo de moda que
está, nadie debe olvidar que todo tenemos memoria, y no es
por presumir pero el menda tiene una memoria de elefante.
Mientas, otro, que tanto hablan de la memoria, se olvidan de
lo que dijeron o hicieron en determinadas ocasiones y para
eso está, uno, para recordárselo.
Y lo mejor de todo esto es que, no tengo culpa alguna, son
cosas de la vida, encontrarme en el lugar justo en el
momento adecuado. A veces, tengo que reconocer, que mi ángel
de la guarda es un tío cojonudo que me presta un apoyo
inestimable aunque, para el ello, el pobre mío tenga que
trabajar a destajo. Un siglo de esto, que no tenga mucho que
hacer y él tampoco, le voy a rendir un homenaje de aquí te
quiero ver.
De verdad no sé cómo se las arregla, para que esté en el
lugar preciso en el momento justo, y me entere de las cosas
que me tengo que enterar. Muchas de ellas me las callo
porque no es el momento oportuno para contarlas. Por eso,
cuando veo a algunos de estos “fantasmas” “largar” cosas
olvidándose de lo que dijeron o hicieron, en determinados
momentos, me entra la risa y pienso que no son
tan”inteligentes” como ellos se creen sino, más bien, algo
torpes apoyados por los aplausos de los pelotas y lameculos
que les rodean.
En este mundo que nos ha tocado vivir hay que tener,
siempre, muy presente la memoria y no olvidar nunca lo que
hicimos o dijimos, en algún que otro momento de nuestra
vidas, para evitarnos que vengan a recodárnoslo. Ese olvido
es un defecto que tienen los ególatras, los que se creen el
ombligo del mundo, los salvadores de pacotillas y las
inteligencias supremas de la ineptitud.
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