Vayamos primeramente por el velo o hiyab, refiréndome solo
al pañuelo que cubre la cabeza. Esta prenda, de tradición
mesopotámica y mediterránea, es en sí todo un referente
cultural pero, atención, elevado a categoría religiosa
dentro del Islam. Me explico y acabemos: las musulmanas que
deciden portarlo lo hacen en función de su valor religioso.
Y punto. Cuantificar el número de mujeres que lo utilizan
puede ser un práctico termómetro para medir el grado de
temperatura, la islamización, de una sociedad musulmana
(observe el lector que distingo musulmán de islamista). Así
y según se desprende de un reciente sondeo de las Naciones
Unidas hecho en el país vecino (diciembre 2006), el uso del
velo sería un valor en alza en el Reino de Marruecos,
estando a favor de su uso obligatorio (sic) el 50% de las
mil mujeres encuestadas. Las extrapolaciones en estadística
no son precisamente fiables, pero dado que la emigración
musulmana a España es masivamente de procedencia marroquí,
parece legítimo (y prudente) preguntarnos sobre la
aplicación de este estudio en la misma. ¿Habría variables
(¿cuántas, en qué porcentaje?) en cuanto a Ceuta, Melilla y
la Península?. Porque, entre unos y otros, el número de
marroquíes en España puede tranquilamente estimarse en el
millón de personas.
Siguiendo con nuestro hilo discursivo, unos inevitables
apuntes sobre la escalada del terrorismo islamista en
Argelia (y Túnez) y que, según algunos analistas, es solo
cuestión de tiempo que salte a Marruecos. De hecho, la nueva
estrategia del salafismo yihadista de golpear a las fuerzas
de seguridad ha encendido aun más si cabe las luces de
alarma, pues pequeños puestos o comisarías de la
Gendarmería, relativamente aisladas en zonas montañosas, son
presas relativamente fáciles del terrorismo además de fuente
de suministro de armas y municiones. El esquema, el modus
operandi, es viejo y conocido en las técnicas subversivas.
De hecho y en un movimiento estratégico que, en su momento,
pasó prácticamente inadvertido, los Estados Unidos lanzaban
en noviembre de 2002 la Iniciativa-Pan-Sahel, en un intento
de adelantarse a los acontecimientos. La instalación de una
base de escucha en Tamanraset (sur de Argelia) fue el primer
paso, al que siguió una formación específica de unidades
móviles fuertemente armadas en varios países de la región.
El triángulo situado entre Argelia, Mauritania y Malí ha
sido testigo de varios enfrentamientos. También se sigue con
atención la deriva islamista de algunos jóvenes cuadros del
Frente Polisario.
Desde hace un tiempo, se especula también en Marruecos con
el estado de salud del octogenario jeque Yasin (fundador del
movimiento alegal Justicia y Caridad) y, sobre todo, con el
futuro de su organización. Observadores y analistas suelen
coincidir en que su hija, Nadia Yasin (mujer al fin y al
cabo), es altamente improbable que pueda hacerse con las
riendas del movimiento. Aunque el jeque siempre ha condenado
la violencia como método, es plausible que una vez
desaparecido algunos sectores descontentos (o impacientes)
puedan verse tentados de adherirse a planteamientos
yihadistas (CONT)....
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