De momento es un hecho histórico
en democracia que un presidente o alcalde de Ceuta sume seis
años de manera continuada en la responsabilidad del
gobierno.
Juan Jesús Vivas Lara cumplió esa sexta efeméride el pasado
sábado 10 de febrero. Su llegada al despacho presidencial se
produjo después de unos convulsos momentos políticos en los
que el Palacio de la Asamblea había sido ‘tomado’ por un
grupo de desahogados capaces de vaciar las arcas ceutíes.
Después de una ‘batalla’ sin igual en la que este medio
participó en vanguardia y en solitario frente al cáncer que
suponía el GIL para Ceuta -en tanto que otros arrimaron las
ascuas a sus sardinas-, una operación quirúrgica y bien
llevada desde las sedes del PP en la Ciudad Autónoma y en
Madrid con la participación, en su momento, del PSOE, hizo
que la expulsión de los gilistas del Palacio de la Asamblea
se hiciera realidad para la salud política y económica de la
ciudad.
Desde ese instante, año 2001, Juan Vivas preside el gobierno
de Ceuta ampliamente ratificado en las posteriores
elecciones locales de 2003 al erigirse porcentualmente en el
político más votado del país. La suma de 19 escaños en la
Asamblea es un referente historico sin parangón en tiempos
democráticos.
En este periodo, al menos y eso hemos de reconocerlo, se ha
alcanzado una tranquilidad institucional que los ceutíes
demandábamos en los últimos veinte años. Una mirada de ayuda
a Madrid que tardó en reaccionar y no fue hasta 2001 cuando
comprendió la imperiosa y estratégica necesidad de mantener
políticamente estable la ciudad. En este tiempo Ceuta ha
evolucionado pero sigue demandando aspectos justos de
equiparación con el resto del país, con discursos coherentes
desde las formaciones de implantación nacional con
representación en la ciudad; peticiones basadas en la
solidaridad territorial y en lo prevenido en la
Constitución. Sin discursos lastimeros.
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