Muchos hablan hoy día, cuando ya
el tiempo ha pasado, de lo qué hubiese ocurrido si el GIL
llega a gobernar nuestra tierra. Y, todo estos que hoy
hablan, me causan una gracia enorme escuchar sus
comentarios, cuando fueron de los primeros en salir
corriendo hacia Marbella para postrarse a los píes de don
Jesús (q. e. p. d.), diciéndole, mientras se postraban a sus
píes, lo que usted mande, lo que usted ordene, estamos a su
entera disposición para cuanto guste mandar, diga, usted,
qué es lo qué desea qué hagamos pues sus deseos, son ordenes
para nosotros.. Son tan embusteros que, ellos mismos, se
creen sus propias mentiras. El problema está, en que el
pueblo, por mucho que traten de contarles cuentos , saben al
lado de quienes estuvieron cuando el GIL desembarcó en esta
tierra. Ese mismos pueblo que arremetió, con virulencia,
contra todos aquellos, pocos por cierto, que fuimos contra
el GIL por defender los intereses de nuestra tierra pero que
después, con el paso del tiempo, tuvo la grandeza de
agradecernos la labor que, por aquel entonces, hicimos
contra ese desembarco. Y, ahora, me viene toda esa fauna a
querer contarnos la milonga de que, todos ellos, defendieron
nuestra tierra de los intereses del GIL. No tienen
vergüenza, ni tan siquiera un mínimo de dignidad.
El GIL, aunque no estuviese mucho tiempo entre nosotros,
creo escuela entre algunos de los que fueron a postrarse a
sus píes que aprendieron, rápidamente, como se hace el
reparto de los beneficios por los trabajos realizados en el
asunto del “trinconeo”,
Hubo alumnos muy aventajados porque habían hecho los
primeros cursos del asunto del “trinconeo” y, hoy día, con
la experiencia que dan el paso de los años, tienen el
convencimiento, que sobre dicho asunto del “trinconeo”, ya
son cum laude, permitiéndose incluso echarles un pulso a la
mismísima justicia, si ello fuese necesario, en el
convencimiento pleno, de que por ser quienes son, la
justicia no intervendría nunca.
Ellos, que duda cabe, están por encima del bien y del mal,
que para eso son los que mandan y deciden en esta tierra. No
son más gilipollas porque no entrenan una par de minutos al
día. Aunque, todo hay que decirlo, parece ser que tienen el
derecho de pernada. Pues, hasta el momento, nadie ha
decidido intervenir, contra esa panda de fantasmones . Claro
que la justicia es lenta pero segura y al final, siempre, se
termina haciendo justicia y poniendo, a todos estos caras,
en el lugar que les corresponde. Pero, ese día, el día que
les pongan en el lugar que les corresponden, verán como
corren a inclinarse ante quién sea pidiendo perdón por los
errores cometidos, llorando a moco tendido cual plañideras
de segunda mano porque, además de sus chulerías baratas son
unos auténticos cobardes.
Ahora, en nada, en menos que canta un gallo, algunos de esos
alumnos aventajados del GIL, que para eso fueron a Marbella
a llorarle postrándose a sus pies, esos que creen tener el
derecho de pernada y estar por encima de todo incluso de la
ley, preparan otro gran “pelotazo” para llevárselo
calentito. Y lo harán a bombo y platillo, si importarles
nada lo que se pueda pensar o las consecuencias qué pueda
tener el asunto. Son los de pernada.
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