Hoy no hablaré de política, porque
es un muermo. Ni de la foto del criminal de Juana Chaos
metiendo estómago y haciendo lo que hacen en la Clínica
Buchinguer los millonetis pagando un pastón, es decir, ayuno
y abstinencia. “Mire usted, de Juana, el menú está y si no
quiere comerlo, que le jodan por cardeoso”.Hoy , en plan
autoayuda, daré consejos dietéticos y la clave de cómo
conseguir, como ayer constaté que he conseguido, bailar
dentro de una talla 38 de Zara. Y sin acudir a Natur House,
que es un sitio buenísimo, pero cuyos productos son
excesivamente costosos para mi economía. Decía la princesa
Gracia de Mónaco (que era de derechas de toda la vida) a su
hija, la bella Carolina, que “quien sabe leer sabe cocinar”
y yo digo quien, con los mínimos medios y siendo
autodidacta, se limite a empaparse de artículos de
divulgación científica en los dominicales de los periódicos
y a escarbar un poco en los procelosos terrenos del buche de
palomo y de las cartucheras, puede adelgazar y quemar sin
tener que embarcarse en alguna de las complicadas dietas
exportadas de EEUU. De hecho, considero que hay que tener a
un chef en la cocina para seguir a rajatabla los consejos
culinarios y yo no tengo chef, ni empleada de hogar y encima
soy un desastre para la organización doméstica. Por eso, mi
hijo chiquitillo se ha tenido que poner las pilas y ayudar,
lo que es beneficioso para su carácter ya que aprende para
cuando, de mayor, viva solo y por si da con una mujer
chichitanga, patiperra o reacia a las tareas del hogar.
Les voy a confiar el método de Nuria o como bailar salsa
dentro de la talla 38. Resulta largo y monótono, pero ahí
entra la fuerza de voluntad y la santificación por el
ejercicio de las cualidades y valores humanos. Les diré, al
levantarme, tras el aseo y los dobupales para la depresión y
el arcalión para azuzar mis neuronas, ingiero una L
carnitina-Q10, que es un tipo de quemagrasas que hay después
que andarlo o ponerlo a funcionar en el gimnasio. Yo lo ando
recorriendo una buena distancia, al alba, para ingerir un
café en un barecillo que está siempre abierto. Pero antes de
salir de casa y encomendarme a mi ángel custodio como
prolegómeno a mis oraciones matutinas, ingiero dos cápsulas
de Arcokapsulas de camilina, que es un té que hace hacer pís,
más dos de piña, que hace lo mismo y elimina adipocitos por
la orina, dos de própolis que es el antibiótico de las
abejas y aumenta mis defensas y una de eucaliptus porque
estoy resfriada. La piña y la camilina son tres veces al día
junto a un litro de agua. Junto al café de vuelta a casa
galletas con fibra chopadas que saben fatal y un par de
yogures 0 de fibras (pasta infame) llenan la panza y no se
pasa hambre, porque el hambre engorda ya que se come con
ansiedad y la ansiedad engorda también. No obstante a media
mañana dos cápsulas de fucus y a media tarde otras dos, para
llenar el estómago y no pasar necesidad. He leído que se
pueden tomar también de garcinia (producto caro) pero con el
fucus erradico tapas, coca colas y medias noches con jamón
de york. Media hora antes de las comidas dos quemacalorías
Biform de Dietisa. Y comerlo todo 0 o integral que da tanto
disgusto y tanto mal humor que, para servidora, el estómago
se acaba por encoger de asqueamiento. Si hay necesidad entre
horas tres botellitas seguidas Bio con fibras, diez buches
por botellita, luego se te quitan las ganas de todo, incluso
de merengues y pulpo a la gallega. ¡Y vengan yogures y
botellitas! Un suplemento vitamínico sin ginseng, porque da
ansiedad y mantener el ritmo varios meses, espiando la
báscula y viendo como se lucha de cien en cien gramos,
efecto yo yó a veces y si tienen posibles, Pilates tres
veces en semana ¡Abdominales del novio de la Obregón!
Me siento como una Udyco dietética, pero, en lugar de luchar
contra el crimen lucho contra las calorías y las grasas
poliinsaturadas. Y es heroico también.
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