Ya lo argumenté en un anterior
artículo algo apocalíptico, pero alguien debería explicarle
a José María Aznar lo que es la omisión del deber de socorro
, contemplada desde un punto de vista penal y en este caso
concreto la omisión de socorro al pueblo español. Las
excusas que pueda dar el ex presidente para tratar de
escaquearse y no cumplir su deber de socorrernos, desde la
perspectiva de la vergüenza torera, del vestirse cada mañana
por los pies y de la testiculina fina, amén de la gratitud,
ni las aceptamos ni son creíbles.
Que es de bien nacidos el ser agradecidos y resulta
innegable que, la perspectiva como politólogo internacional
del conservadurismo de la que hoy puede presumir Aznar se
debe, antes que nada, a que, con mi voto y los de ustedes,
le aupamos a la Moncloa y se baqueteó y cogió experiencia y
mamó maña y ya se sabe que “más vale maña que fuerza”. Con
nuestros votos durante ocho años, el ex presidente y actual
personaje clave de la política internacional, podemos decir
que acumuló gratis varios Masters, de esos que, los padres
tenemos que pagar mendigando créditos para desasnar a
nuestros zangalotones, sí a esos hijos que deciden prolongar
cinco años la adolescencia estudiando una carrera
universitaria que, sin preparación y cara formación posgrado,
sirve exactamente para subsistir malamente como mileurista o
subsistir peor aún a las hambrunas de nuestros brillantes
becarios. Los cerebritos, en esta España convulsa y
dolorida, donde Aznar insiste, altivo y displicente, en
dejarnos con el culo al aire y viéndolas venir pasando más
zozobras que el perrillo de un desguace, los cerebritos
comparten pisos de cuarenta metros con colegas, mientras los
tiburones inmobiliarios y demás listillos, arribistas,
trepas y ventajistas, viven como maharajases, por más que
sean ignorantes como la mierda y analfabetos funcionales.
Lo digo sin acritud, pero yo, personalmente me siento una
víctima de malos tratos por parte de José María Aznar que,
bien es cierto, no me ha propinado ninguna golpiza
directamente, si omite el intervenir con su actual maestría
y con sus emblemáticos y carismáticos cojones, forzosamente
labrados en el yunque de la experiencia, para solventar
nuestro caos actual. Me crean :les pase lo que les pase,
sufran por lo que sufran y penen por lo que penen a nivel
actualidad española, la culpa la tiene Aznar por
desampararnos, desasistirnos, menospreciarnos y negarse a
solucionar nuestras cuitas.
¿Qué si yo antes era aznarista? No. Al igual que hicieron
falta ocho duros años de gobierno para convertir a Aznar en
un gran estadista yo he necesitado seguir la última y
acojonante trayectoria política e intelectual del ex
presidente para contemplar su evolución, de seco y
destemplado, aunque riguroso y correcto presidente, a
filósofo del Humanismo occidental, valedor de nuestros
valores, defensor a ultranza de todo lo que es como Dios
manda y ya saben ustedes, como yo sé, que Dios manda en todo
lo bueno y lo bello del Universo. Así que, Aznar, déjese
usted de pijerías de multinacionales de Murdoch y de
recorrer el mundo poniendo firme a los oyentes de sus
conferencias y alocuciones, lo que tenga que decir y hacer,
lo dice y lo hace aquí, a nuestra vera, dando la cara por
nosotros, como nosotros la dimos por usted. ¿Qué está
cansado de la política activa? Burda falsedad. Es ahora
cuando en intervenciones y discursos hace “auténtica”
política y si está fatigado no será para filosofar, porque
no para, sino cansado para dar el callo y arreglar España.
Aznar, le vamos a apoyar, nos vamos a desbaratar por
seguirle, pero no omita el deber de socorrernos porque
pueden caerle más denuncias que pelos tiene usted en los
bigotes. Haga el favor de reincorporarse y no se haga el
regalón, porque España y los españoles no tenemos el cuerpo
para fandangos.
|