Hace ya muchos meses, alguien, a
quien le tengo ley, me pidió que dejara de tener entre ceja
y ceja el deseo de responderle a Juan Luis Aróstegui,
cada dos por tres, por lo que declara y escribe. Mi
contestación fue la siguiente: cuando él deje de proclamar
que todos los medios están vendidos al PP.
Aun así, es muy cierto que durante un tiempo me propuse
satisfacer la petición de esa amistad. Aunque seguía
comprobando que el secretario de política local del PSPC
continuaba acusando de corrupción a los medios y, por tanto,
a cuantos los confeccionan o les dan vida a través de la
radio o la televisión. Unas acusaciones que yo he venido
rebatiendo por incongruentes.
De manera que, y sin miedo a ser reiterativo, vuelvo a
exponer el motivo por el cual creo que Aróstegui carece de
lógica cuando ataca acerbamente a unos medios de los que
hace uso abusivamente todos los días y desde hace ya
muchísimos años. Incluso me permito decir que en algunos no
ha pagado casi nunca la propaganda electoral correspondiente
a su partido. Una práctica que causaba irritación entre los
empleados encargados de esa parcela. Un hecho fácil de
explicar. Tiempo habrá, pues, para contar tales prácticas.
Pero además de no comprender el porqué de esos ataques a
unos medios que lo tratan a cuerpo de rey y que le permiten
decir barbaridades contra todo poder establecido, sin que
los editores censuren ni una coma de cuanto larga a
conveniencia de sus muchos intereses personales, tampoco
entiendo que lo haga como alguien que se cree el elegido
para guiarnos por la senda de la que él podría salvarnos de
las traiciones que airea están perpetrando PP, PSOE y
Marruecos, en contra de esta ciudad.
Juan Luis Aróstegui vive pendiente de él y tiene más que
asumido que su influencia en Ceuta es tan grande como su
capacidad de pensar bien. Y cuenta con un grupo de
aduladores que le rinden pleitesía y que terminarán por
hacerle perder la chaveta. Cierto es que el hombre tiene
muchas cosas en la cabeza, debido a los innumerables cargos
que ostenta. Una vez me dijeron que la luz de su despacho se
está pareciendo cada vez más a la del Pardo. Y es que se ha
convertido en nuestra providencia.
Lo que yo no sabía, hasta que he leído su último Dardo de
los jueves, es que esa luz ha avivado aún más la
inteligencia de Aróstegui y le ha hecho comprender la mejor
manera que hay para meter en cintura a todos las personas
catalogadas por él de cobardes, por no oponerse a populares
y socialistas. Personas que el describe como hipócritas que
no merecen vivir y mucho menos en esta tierra de la cual es
él su principal valedor.
He aquí sus denuncias contra los dos partidos principales:
ambos se han propuesto limpiar Ceuta de ceutíes
inconformistas... Es decir, PP y PSOE están dispuestos a
echar de esta tierra a cuantos les hagan frentes. También
los acusa de querer silenciar la voz de aquellos que no
“aceptan las reglas de este maldito juego de entreguismo”.
En suma: que JLA, heraldo de los malos augurios, sale a
escena un jueves más para hacerse notar de mala manera. Le
ha faltado decir que les ocurrirá a quienes nos pasemos sus
advertencias por las partes pudendas. Aunque ya nos ha
calificado de cobardes y traidores.
Si bien, echando mano de la memoria, sabemos que estamos
expuestos a que haya desalmados capaces de rellenarnos el
recto con silicona. Al más puro estilo de lo que hacían
cuando obligaban a cerrar los comercios por cojones. Lo cual
no es bastante para asustarnos. De cualquier manera, las
amenazas de JLA no deben caer en saco roto. Y, desde luego,
han de ser miradas con lupa por quienes puedan reconocer en
ellas una incitación a la violencia.
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