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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 7 DE FEBRERO DE 2007

 
OPINIÓN / DAR RIFFIEN

Las garantías de un Rey (y III)

Por J.L. Navazo


Si seguimos con el terrorismo islamista (y le sugiero al lector que empiece, mentalmente, a separar entre terrorismo e islamización, extrapolando y lo cito a modo de ejemplo, la ecuación PNV-ETA), podemos observar que en el resto del mundo sigue la lucha contra la franquicia Al-Qaïda.

En Turquía, a finales del pasado mes de enero las fuerzas de seguridad detenían, a la hora del primer rezo de la madrugada, a 48 activistas de la organización terrorista en cinco provincias del país: Estambul, Esmirna, Konya, Kocaeli y Mardin. Enhorabuena.

¿Y en el Magreb, qué?. El miércoles 31 de enero el ministro de Interior argelino, Dahou Ould Kabylia, afirmaba en el marco de una reunión con otros colegas árabes del ramo en Túnez, que los terroristas del GSPC aliados a Al-Qaïda no eran una amenaza ni para los países del Magreb ni para Francia. Reacción verbal y a la defensiva cuando, precisamente, los atentados de la hermandad del terrorismo islamista multiplica sus atentados en Argelia, lo que está llevando a una intensa movilización del ejército. Desde las antiguas tierras de Cartago, tampoco llegan noticias muy tranquilizadoras sobre el régimen del general-presidente Ben Ali.Si hace años el atentado de la isla de Djerba sacudió el país, en diciembre del año pasado y como ya adelantamos, las fuerzas de seguridad abatían en enfrentamiento armado a 15 peligrosos yihadistas.

En cuanto a Marruecos, dejando a un lado los numerosos procesos en marcha al entorno islamista radical (desde el yihadismo salafista al movimiento Justicia y Caridad), se vislumbra en el horizonte una movida internacional que vengo siguiendo con particular atención (tuve hace muchos años y durante varios veranos a dos hermanas bosniacas, de Mostar, acogidas en casa) desde la década de los noventa. Y me refiero a la revocación de la nacionalidad, por parte de Bosnia Herzegovina, a los más de 1500 yihadistas musulmanes (entre ellos decenas de marroquíes) que se quedaron viviendo en el país balcánico después de haber prestado sus servicios militares en la Armija bosniaca, tras la cruelísima guerra civil entre serbios ortodoxos, croatas católicos y bosnios musulmanes (la división religiosa es meramente indicativa) en la que la Yugoslavia creada por el mariscal Tito saltó echa añicos . Algunos de ellos ya han sido devueltos a Marruecos. Lo escribí en su momento, hay un relevo generacional: después de los afganos, los bosniacos. Muchos de ellos viven, integrados y con familia, en Bosnia. Otros..... andan por ahí, rulando por el mundo. Se calculan en 5000 los musulmanes que, desde diferentes países, acudieron a reforzar las debilitadas líneas del ejército bosniaco de los que, como ya dije, unos 1500 se quedaron tras los Acuerdos de Dayton en el país alegando su militancia en la Armija... o el matrimonio con una bella bosnia (las yugoslavas suelen ser mujeres de rara belleza). La iniciativa del estado de Bosnia-Herzegovina no es futil: la expulsión de los antiguos combatientes musulmanes es una de las condiciones, sine quan non, impuestas por la OTAN y la Unión Europea para que el país balcánico pueda adherirse a las mismas.

Esto está empezando a salir a la luz mientras aun colean los rescoldos de los yihadistas marroquíes en Irak y la jugosa polémica lanzada por alguna asociación de derechos humanos, que no tiene desperdicio, como podrá comprobar el avispado lector.

Si el pasado 6 de enero las autoridades de Marruecos informaban de la detención de una célula terrorista (sic) de 26 miembros especializada en enviar yihadistas a luchar e inmolarse en Irak, la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) emitía desde Rabat un polémico comunicado el 11 de enero en el que señalaba, en síntesis, que si por un lado las autoridades marroquíes perseguían a los jóvenes que intentaban alcanzar Irak para combatir contra la ocupación norteamericana y los acusaba de terroristas, por otro adoptaba una actitud relajada ante los marroquíes que, según ciertas informaciones, se estarían alistando en las fuerzas armadas norteamericanas para luchar contar el pueblo irakí y otros pueblos.

¡Cómo está el patio!

Y todo esto repunta, precisamente, cuando el Reino de Marruecos se prepara a encarar un año electoral decisivo, en el que se barrunta la victoria del islamismo moderado representado por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que no lo va a tener nada fácil.
 

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