OPINIÓN - MARTES, 6 DE FEBRERO DE 2007

Las garantías de un Rey (II)

Por J.L. Navazo

Sigamos pues con el hilo conductor expuesto ayer, comprobando al final que pongo en el servidor la página corregida. A veces, con las prisas de última hora, uno se equivoca y envía para su edición el escrito sin la última revisión... y los consiguientes gazapillos estilísticos. Cosas que pasan.

Rematando con lo expuesto sobre mi idea sobre el papel de Mohamed VI, solo veo dos posibilidades: o el Rey es parte de la solución o el Rey es parte del problema. Me inclino, después de no pocos análisis, por lo segundo. Sin Mohamed VI el país caería en la fitna, o sea en la división y la anarquía, con tan solo dos alternativas: una república islamista o una férrea dictadura militar. Ustedes mismos.

Volviendo al hilo conductor de ayer, espigaré alguno de los temas planteados empezando por la reciente detención de tres ceutíes (dos soldados profesionales cristianos y un ex yonqui musulmán) tras intentar vender explosivos (sobre 584 gramos de PG2 en concreto) robados en cuarteles. Algunos detalles: tras bucear en varias fuentes desmiento tajantemente y a quien sea, aunque se siente en la poltrona de Interior, dos cosas: que en Ceuta esté todo bajo control (y una leche) y que las detenciones fueron fruto de una exhaustiva investigación, con el Ejército por medio. Pues no. Hubo ciertamente, en la aparatosa detención, un trabajo policial bien hecho. Pero todo fue fruto de la casualidad y de San Fortunato, vírgen y martir, amén de la bisoña cretinez de los torvos individuos. Y en todo caso, ¿detrás del ex yonqui quién podría estar?. Porque esta gente es muy fácil de eliminar... a posteriori. Ceuta está muy vigilada, sí, pero no está controlada. Precisamente una soleada mañana de un día de estos, paseando yo por la corniche de Río Martín, me topo con un individuo con ciertas responsabilidades en la Securité marroquí. Tras el levés de rigor, charloteamos un poco (yo pregunto-el pregunta), planteándome lo siguiente:

- Supimos del tema de los explosivos en Ceuta, con pelos y señales, casi en tiempo real.

- No entiendo: si a los de la operación Duna les aplican la ley antiterrorista, ¿por qué a esos militares españoles les meten el Código Penal?.

- Ceuta, ya sabes, nos preocupa mucho. Es un excelente refugio de extremistas y contrabandistas (sic).

Supongo -le respondo- porque los tratan, hasta el momento, como vulgares chorizos y delincuentes que solo buscaban el ánimo de lucro (la pela es la pela) y no tenían contactos (que se sepa) con ninguna célula terrorista o banda armada.

Continuo mi agadable paseo matutino, dándole vueltas a las neuronas. En cuanto a explosivos se refiere, deduzco una línea de colaboración entre los terrorismos islamista y abertzale (ETA), vamos que eso de que no se pueden mezclar como algún listo dijo, nada. Dando un rodeo tras la matanza del 11-M, me situo en el reciente atentado de Barajas (ese del que el pobre Rubalcaba, pena me da, debió enterarse... por los periódicos, como su antiguo jefe con otras cosas): el hexógeno (dinamita mejorada), sustancia explosiva de la que se encontraron trazas en Barajas, es comúnmente empleado por los extremistas chechenos para atacar objetivos rusos: desde aviones civiles a la voladura de bloques de edificios en Moscú en 1999. Y, según fuentes abitualmente bien informadas, ETA podría haberse abastecido de explosivos en este mercado meses antes de la tomadura de pelo del alto el fuego. Para más referencias que les pregunten al Quintana y a la Morcillo, los etarras capturados en Saintes (sur de Francia) en enero de 2006.

Lo que voy intuyendo en nuestra Ciudad son crecientes indicios de kale borroka aunque a Ceuta, ciudad querida, la hora de la verdad le llegará para el 2011. Y no me refiero a Marruecos (ese es otro asunto y para mí sería un mal menor), qué va, aunque a ver como discurren las cosas con el puerto Tánger-Mediterráneo a pleno funcionamiento y la liberalización de la economía. Me refiero a la toma virtual de la ciudad, demográficamente hablando, por el islamismo extremista y radical que estamos alimentando y dejando crecer, como las malas hierbas, a su antojo y que es ya dueño de muchos ambientes. A ver quien es el guapo que le pone luego el cascabel al gato.