Juan Luis Aróstegui está
obsesionado con obtener un escaño de diputado en las
próximas elecciones. Y como nunca ha dejado de rumiar sus
derrotas electorales, está dispuesto a conseguir en esta
ocasión lo que para él se ha convertido en una idea
enfermiza: sentarse en los plenos para tratar de
desestabilizar el orden de ellos y comportarse como un
filibustero. Y no se para mucho en barras a fin de salirse
con la suya.
Mas su ambición, más desmedida que nunca, le está haciendo
cometer errores graves. Pero Aróstegui, convencido de estar
en posesión de una inteligencia privilegiada y de ser
alguien excepcional para dirigir los destinos de esta
ciudad, parece no darse cuenta de que sus comportamientos
atentan contra una Ceuta que ha despertado en él amores
tardíos.
Yo no niego que sea cierta esa inteligencia que se atribuye
JLA. Aunque sí afirmo que está perdiendo la memoria. Tal vez
porque considera que ésta es la inteligencia de los tontos.
De lo contrario, uno no entiende que el hombre que lidera el
PSPC haya decidido hacerse notar con hechos y declaraciones
que son inadmisibles. Para muestra un botón: El PSPC acusa a
PP y PSOE de querer ‘entregar lentamente’ Ceuta a Marruecos.
El titular es realmente indignante. Aunque es la prueba
evidente de que JLA ha decidido ya que todo vale con tal de
conseguir su objetivo. Sin embargo, también demuestra que
tiene muchas prisas. Y las prisas, malas consejeras, lo
están induciendo a cometer yerros que piden a gritos la
intervención de cualquier sabueso.
Un indagador hábil para averiguar por qué los informes de la
inteligencia militar, que han causado tanto estrépito y
escándalo nacional, cayeron en las manos de alguien ajeno a
la institución militar. Y las razones que éste tuvo para
airearlos. O mejor dicho: para procurar que JLA sacara pecho
cual ciudadano perjudicado y comenzara su campaña de
descrédito contra el comandante general de Ceuta, el jefe de
la Fuerza Terrestre y el ministro de Defensa. A quienes
amenaza con querellas. Lo cual no me extraña. Lo que sí me
sorprende es de qué manera ha reaccionado ante los hechos
quien opinaba así ante situaciones de mucha más gravedad.
Veamos. El 6 de octubre de 2005, en el Dardo de los
jueves y bajo el título de Vapuleados, JLA
escribe: “El diario promarroquí afín al PSOE, El País, el
periódico más leído de España y sin duda el de más
influencia, se mueve con extraordinaria inteligencia y
eficacia. Hace pocas semanas cuestionaba la españolidad de
Ceuta y Melilla (...) Nada de lo que dice es fortuito o
inocente. Hasta la última coma está cargada de significado e
intención. La pretensión era que los millones de lectores
del periódico percibieran que la soberanía de Ceuta está en
entredicho y se reduce a una cuestión de tiempo”.
Vayamos ahora con otro dardo, fechado el 21 de diciembre de
2006 y titulado Terrorismo islámico. Su autor se refiere a
la Operación Duna. “La imagen de Ceuta ha saltado hecha
añico. La rutilante operación ha desencadenado la
consiguiente onda expansiva, en forma de noticias y
reportajes escabrosos... Morbo como ingrediente infalible.
Estremece imaginar cómo puede interpretar la opinión pública
española, la visión que le están ofreciendo de Ceuta”.
Domingo 4 de febrero de 2007. Portada de El País: “La unidad
de inteligencia militar de Ceuta investigó a decenas de
Civiles. Aróstegui quiere que se le entregue toda la
documentación del espionaje a que fue sometido”.
Pregunto: ¿siendo El País un periódico promarroquí y afín al
PSOE, dispuesto siempre a deteriorar la imagen de Ceuta, por
qué Aróstegui se ha prestado a este juego que tanto daño le
hace a esta tierra? Tarea para el sabueso. Y es que por la
boca muere el pez.
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