Vengo defendiendo, desde hace tiempo, el proceso de reformas
(y libertades) que, al calor y bajo el impulso de Mohamed VI
se van abriendo paso, de forma irreversible (son palabras
del joven soberano alauí) en Marruecos. Todavía ayer y poco
antes de las 5, me cruzaba con Emilio Cózar con algunos de
sus amigos camino del estadio Alfonso Murube a disfrutar del
juego de la A.D. Ceuta. Después de un amable saludo, de
rigor entre gente educada, contaba Emilio que él no cruzaba
a Marruecos desde hace seis años, tras un molesto rifi rafe
quiero entender que en la comisaría de Castillejos y pensar,
tras el sustazo, que le estaba prohibido el paso al vecino
país o, peor aun, que podía llegar a pasarle algo si
atravesaba el Tarajal. Intenté explicarle que las cosas
habían cambiado mucho y que no dudara, si le apetecía, en ir
a pasear por el vecino país. Ante sus temores, no dudé en
invitarle a darse un garbeo conmigo y acercarnos hasta Asla
a zamparnos unos pescaítos. Lo dicho, Emilio.
Escribo esto porque el proceso de apertura en el Reino de
Marruecos es indudable, claro que con sus límites, habiendo
todavía ciertamente un largo camino por recorrer. Pese al
aparatoso cese del semanario Nichane (la presión islamista
fue de órdago) y la marcha al exilio de Aboubakr Jamaï,
corajudo director de Le Journal (una de las publicaciones
más solventes del país) cuya familia ha estado muy ligada al
Majzén (su abuelo fue uno de los firmantes del Manifiesto de
la Independencia y su padre ocupó el cargo de redactor jefe
en L´Opinión) y para quien el príncipe Mulay Hicham (primo
del soberano alauí) tuvo elogiosas palabras, el mismo
Mohamed VI acaba de tener un gesto de generosidad y vista
larga que, a mi entender, no puede sino reforzar su imágen.
Me refiero al affaire del semanario Assahifa cuyo director,
Mohamed Hafid llegó a anunciar el pasado 30 de enero y en un
comunicado emitido el mismo día de la salida de la
publicación, su intención de autocensurarse por un tiempo
congelando posteriores ediciones, mientras presentaba sus
disculpas a La Corona, curándose en salud... El hecho es que
Assahifa publicó el día de marras una envenenada carta del
empresario norteamericano Michael Gustin, patrón de la
multinacional Skydmore (empresa responsable de las
prospecciones petrolíferas en Talsint), en la que se
contendrían graves acusaciones difamatarias contra el mismo
Mohamed VI, lo que en Marruecos (y, ley en mano,
probablemente también en España) constituye un grave delito
de Estado.
Rey, Jefe de Estado y Comendador de los Creyentes, Mohamed
VI ha sabido estar en su sitio mejor que muchos de sus
inútiles cortesanos (¡Cortesanos!, La ruína de las
monarquías en palabras de un Alfonso XIII que sabía bien de
qué hablaba) garantizando in extremis la libertad de prensa,
en una hábil mezcla de generosidad, tolerancia y perdón,
propias de un estadista que se precie.
Bien es cierto que según el informe presentado el mismo
jueves 1 de febrero por Robert Ménard, en nombre de
Reporteros sin Fronteras (RSF), el año 2006 habría sido,
para los medios de comunicación escritos, desastroso en
Marruecos. RSF acusan directamente al Rey y al Palacio Real
de ser La principal razón de la condena de los periodistas.
Bueno, yo introduciría algunos matices en el debate.
1º En el arco de países musulmanes, el Reino de Marruecos es
sin duda el país que más ha avanzado en el ámbito de las
libertades y derechos humanos, posiblemente no en la
perspectiva occidental (manejamos puntos de partida
diferentes) pero, objetivamente, ocupa la primera posición
en cuanto a su apertura entre el resto de países árabes y
musulmanes.
2º En cuanto a las palabras de RSF, siento disentir en un
punto clave: para mí, es precisamente Mohamed VI el garante
inicial y último del paulatino proceso de reformas y
apertura democrática que, aunque a trompicones, se va
abriendo camino en el horizonte de Marruecos. Puede que para
algún soplagaitas, pontificando cómodamente instalado en el
tendedero, me haya vuelta repentinamente monárquico... Me la
trae al pairo, sé bien de que escribo. Invito al lector,
para entendernos, en lo que ocurriría en España (siempre que
se aplicase la ley vigente) si se publicase alguna
información, en similares términos, sobre Don Juan Carlos.
Por lo demás y encarando ya abiertamente el 2007, muchos son
los frentes abiertos (¿autonomía para las Provincias del
Sur?) entre los que podemos espigar los siguientes.
- El proceso electoral en ciernes, que en Marruecos se vive
a contraritmo de España y me explico: cuando aquí son las
municipales allí se celebran las nacionales. Y viceversa.
¿Para cuando?. Si en nuestro país parece que está
relativamente claro (mayo), en el vecino aun caben varias
variables. Se habla de octubre, pero para mí que bien
pudieran adelantarse a septiembre por un motivo de peso: no
creo que las autoridades marroquíes dejen coincidir la
visita a la urna con la visita a la mezquita... en el
sagrado mes de Ramadán. Para un alto resonsable del
ministerio de Habús y Asuntos Islámicos (quien no me ha
autorizado a dar su nombre) y que el otro día se me puso a
tiro, en Ramadán se acude más las mezquitas y la gente puede
ser más susceptible de votar hacia opciones islamistas.
Mensaje recibido.
- La lucha contra el terrorismo de matriz islamista y, sobre
todo, el entorno ideológico que lo sustenta. En este
sentido, la reciente detención en Ceuta de militares en
posesión de explosivos ha caído, pasado el Tarajal, como un
mazazo. El martes diré por qué.
- El proceso de reformas y desarrollo económico, vital para
anclar al país en un proceso sostenible de estabilidad y
crecimiento.
Hasta mañana pues.
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