“Poco a poco hila la vieja el
coco” esta castellana letanía podría ser aplicable al lento
sentido de la evolución que existe en la política, pero que,
a la postre, siempre consigue ir adaptando el medio a la
razón, o ‘deglutiendo’ alternativas para hacerlas
directamente ‘sistema’.
Gracias a la iniciativa planteada por la Cámara Oficial de
Comercio, Industria y Navegación, las pymes ceutíes se van a
sumar -al menos esto es lo previsto inicialmente- al carro
del control y respeto al medio ambiente; una circunstancia
en todo exigible a la dinámica productiva de este país tan
reticente (gobierno tras gobierno del Estado) a poner en
marcha el Protocolo de Kyoto, en el que las naciones se
comprometen a no hipotecar el futuro de las generaciones
venideras por sacar beneficios económicos que son ‘pan para
hoy y hambre para mañana’.
El protocolo -o convenio- que la Cámara de Comercio ceutí y
la Fundación Biodiversidad firman hoy en el Ministerio de
Medio Ambiente, en la capital madrileña, es un ‘punto de
partida’ desde el cual se pretende sensibilizar a
empresarios y trabajadores en este sentido, asumiendo guías
de buenas prácticas especialmente en el sector del comercio
y portuario, que afectan en mayor medida a la Ciudad
Autónoma.
El proyecto que se esgrime bajo el epígrafe de CEUME
pretende ser una base para sumarse al carro de lo razonable,
donde las medidas se sustentan en la propia cotidianeidad
del quehacer empresarial, sin presiones pero en la teoría
del avance, implícita sustancialmente en la propia
evolución.
Tratar bien nuestro rededor es ser conscientes de nuestra
capacidad de futuro, y quién mejor para ello que los
sectores productivos, involucrados indefectiblemente para
que todo cuento no rodea pueda subsistir a la depredación
que el ser humano ha sometido a sus propias realidades. La
iniciativa, una de las treinta de los trescientos proyectos
presentados, no cabe duda. La calidad de vida de la
ciudadanía va involucrada en ello.
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