El jueves, día 1, fue el día de Ceuta en la Feria
Internacional de Turismo. Y en su pabellón, que se metía por
los ojos, se dieron cita muchas personas. Mientras se
esperaba la llegada de Juan Vivas, para inaugurar un
espacio magnífico en todos los aspectos, se formaban
corrillos y los saludos entre los asistentes era la nota
predominante.
José Antonio Rodríguez, atento siempre a todos los
detalles, procuraba por todos los medios atender a quienes
iban llegando. Se le veía contento. Y la verdad es que
motivos tenía para estarlo. El pabellón había quedado la mar
de bonito. Tampoco Aquiles Ruiz, gerente de los
servicios turísticos, podía disimular su alegría. Compartida
por Anabel Mendoza, coordinadora de marketing.
Jenaro García Arreciado me saluda desde una esquina
en la cual comparte cháchara con varias personas. Me acerco
hasta él y me trata con la amabilidad que me ha dispensado
desde que llegó a esta ciudad. Curtido en muchas batallas de
la vida política y conocedor de la calle, que es algo que se
ve a la legua, el nacido en Onuba conecta muy pronto con la
gente. Lo cual me gusta destacar. Aunque habrá momentos en
que actuaciones suyas sean respondidas con algunas de mis
guasas. Clemente Cerdeira, asesor del delegado del
Gobierno, participa de la conversación y le noto que está
viviendo unos momentos estupendos en su nueva faceta. De lo
cual me alegro. Puesto que yo estimo a la familia Cerdeira.
Fernando Gago, alcalde de El Puerto de Santa María,
entra en el pabellón y allá que acudo a fundirme en un
abrazo con él. En esos momentos, los recuerdos afloran y
ambos nos decimos las palabras justas que nos devuelven a
nuestra pubertad. Pronto caemos en la cuenta de que fuimos
enseñados en un colegio regentado por jesuitas y donde los
profesores eran de una talla incuestionable. Me habló con
enorme ilusión de Ceuta como ciudad a la que el Puerto ha
querido dedicarle la Feria de abril. Pero no me dijo que él
ha sido su principal valedor. Ceuta y El Puerto, unidos
ambos pueblos por medio de unas fiestas primaverales y donde
el vino fino es protagonista en una tierra en la que a los
invitados se les trata como a hermanos.
Pegando la hebra estoy con el director del hotel Tryp,
Pepe Ávila, y un amigo común, cuando me dicen que ha
preguntado por mí el alcalde de Huelva. Me llevan hasta él y
me saluda como únicamente sabe hacerlo el alcalde de una
ciudad que está de dulce. ¡Qué bonita está Huelva! Yo conocí
a Pedro Rodríguez en unas Fiestas Colombinas,
dedicadas a Ceuta. Me lo presentó Juan Vivas. Y
pronto entendí por qué a Pedro lo tienen sus paisanos en tan
alta estima. Y, además, se lo demuestran en las urnas. La
razón es bien sencilla: Pedro es una persona inteligente.
Pero ese pensar bien está aderezado con ingredientes que lo
convierten en un político cuya popularidad se mantiene
siempre a gran altura. Emana sencillez y tiene asumido que
no hay prisas que le puedan impedir departir unos minutos
con la primera persona que se halle en su camino. Tuve la
suerte, también, de saludar a Carmen, concejal de
Turismo de Huelva. Una mujer con tanto garabato como
claridad de ideas.
Mi aprecio por Fernando Jover es fetén. Se lo he
dicho a él muchas veces. Y en cuanto lo oye, el director de
la UNED responde que me espera para comer y celebrar nuestra
amistad con un trago de malta. Vuelve a ocurrir en el
pabellón de Ceuta. Y, como tantas otras veces, mi pereza
hará posible que yo no me aproveche de la largueza de
Fernando. De cualquier manera, querido director, te seguiré
teniendo ley.
Mabel Deu está radiante. Va bien vestida. Le brillan
los ojos de felicidad. Y mucho más cuando Pedro Rodríguez
le recuerda su momento estelar en las Colombinas dedicadas a
Ceuta. Mabel es una mujer que trata de no descubrirse.
Sobria en el decir, procura por todos los medios evitar
deslices que puedan perjudicar al presidente y a los
cometidos de su consejería. Ha ido a más en el desempeño de
sus funciones.
Durante el discurso inaugural, Juan Vivas resaltó la
labor de cuantos han hecho posible que el turismo en Ceuta
vaya siendo una realidad. Si bien me gustaría destacar las
palabras elogiosas que le dedicó, durante el acto, al
delegado del Gobierno. Le dio las gracias por
comportamientos dignos y encomiables. A esa hora, Juan Vivas
presentía ya que el ministro de Administraciones Públicas,
Jordi Sevilla, llegaría a FITUR con un pan debajo del
brazo.
De pronto, en unas de mis idas y venidas por el enorme
recinto ferial, vi al metijón mirándome con cara de asombro.
Tras las preguntas clásicas, nos metimos en faena. Oye, me
dice alguien que sabe hasta latín, ¿has visto el tirón que
ejerce Juan Vivas entre quienes le tratan?
Metijón, me parece que tú sientes predilección por el
presidente de la Ciudad. Y lo miras con buenos ojos.
No llevas razón, Manolo. Y te pondré el siguiente
ejemplo: tú sabes que yo me llevo muy bien con Francisco
Antonio González. Tal es así que nos vemos algunas veces
en Madrid. Sin embargo, habrás visto que su presencia en el
pabellón no despierta el menor interés. De ahí que se vea
precisado a conversar con cualquier empresario de poca
monta. Me parece, metijón, que esas son elucubraciones
tuyas, sin orden ni concierto.
En absoluto. La verdad, aunque me duela decirla, es que el
diputado ha perdido el sitio.
Bien. Dejemos ya al diputado y hablemos de otras cuestiones.
Será más tarde, Manolo, ahora me espera un ejecutivo de una
naviera para hablar de negocios.
La Feria Internacional de Turismo, según me contaron, mejora
cada año. Confieso que es la primera vez que puse los pies
en ella. Y me causó la mejor de las impresiones. Hay orden
en todo cuanto allí se hace. Y, desde luego, quedé prendado
de las fotografías de los pueblos blancos de Andalucía.
Aunque no me produce ningún rubor, a estas alturas de mi
vida, decir que el pabellón de Ceuta estaba más que logrado.
Y, sobre todo, que me pudo la emoción cuando se oyó el himno
de Ceuta y muchos ceutíes dejaron oír sus voces en el
recinto que da cobijo a la segunda feria más importante del
mundo.
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