¡Como estaría ayer tarde a las
cinco el cielo de Madrid! Una inmensa marea roja y gualda
ocupando calles y aceras, los cielos moteados por los
colores de nuestra enseña, en plan reafirmación y
reivindicación en plena era de los nacionalismos catetos y
excluyentes . Porque, se desengañen, somos siempre los
mismos los que paseamos los colores patrios sin ningún tipo
de complejos y los mismos quienes apoyamos sin fisuras ni
exclusiones a las víctimas del terrorismo, gritando con una
sola voz y sintiendo con idéntico sentir. La postura del
Partido Popular no ha variado un ápice y fue durante el
gobierno de Aznar cuando se consiguieron los mayores logros
contra ETA y cuando se acorraló al gentucerío batasuno con
una Ley de Partidos admirada y admirable, en cuanto a
redacción, legitimidad, contenido y efectos inmediatos.
Todos recordamos y hemos recordado más aún a ese gran
Ministro del Interior, Mayor Oreja, a quien muchos
consideramos la gran esperanza blanca y el lógico sucesor de
Aznar porque, en Ministerio tan ingrato y delicado aparecía
sucesivamente en todas las encuestas como el político más
valorado, ganando incluso en popularidad al propio
Presidente del Gobierno. Foro Ermua, AVT, plana mayor del PP,
presidentes autonómicos y miles de ciudadanos. Desde las
alturas moncloítas regruñían sobre que, la manifestación,
podía convertirse en una marcha contra el Gobierno Zetapé y,
vistos los eslóganes y la leche que gastaban los
participantes que no conseguían ocultar su furor, no andaban
muy errados los socialistas. Y ya pueden decir misa en
arameo, idioma que habló nuestro Señor Jesucristo y que es
de una inmensa belleza sonora, ni por esas, aquí nadie es
tonto de baba, excepto quienes quieren hacernos comulgar con
llantas de tractor. Porque todos sabemos muy mucho lo que
representa la “negociación” que no es tal, sino
claudicación, prevaricación si se trata de dar puerta a los
criminales condenados con indultillos camuflados, bajada de
calzones si se mueven los presos… ¿Recuerdan el secuestro
del jovencísimo Miguel Angel Blanco? Su vida valía el
traslado de los asesinos etarras a cárceles vascas. Aznar
dijo “ Rescatadle. Aquí no se mueve ni un preso” Y el chaval
tuvo que morir por España, por la dignidad de los españoles,
por no dejarnos cornear por una banda de chusmones. Las
vidas de cerca de mil españoles asesinados hacen imposible
la negociación, solo cabe la rendición sin requisito de tipo
alguno, el cumplimiento estricto de la legalidad y que,
ningún criminal se escape de tapadillo por la puerta de
atrás trepando de nuevo a un escaños, parlamentario o
municipal, de la mano de otra formación proterroristas que
lleve diferentes siglas.
Ayer se manifestaron quienes no están dispuestos a vivir de
rodillas, a ningún nivel, ni dispuestos a que se siga
frivolizando y pamplineando hasta el punto de que, los
nacionalistas gallegos, que son cuatro cabras, vengan
pontificando sobre la necesidad de que, las muñecas
infantiles, hablen en gallego. Eso si. Hay que respetar y el
respeto consiste en convocar, ante cualquier tema de
envergadura un referéndum, modificar a tal fin la Ley para
agilizar las consultas y ponernos en plan suizo, donde,
cualquier decisión relevante, es consultada a la ciudadanía.
Que consulten sobre los nacionalismos radicales y sobre la
negociación con ETA, sobre pagar a todos los niveles para
que no nos maten. Un inmenso impuesto revolucionario que
salpicaría a toda España. Los manifestantes decían ¡No! Y
puede que entre ellos se encontraran muchos de los
doscientos mil vascos huidos de su tierra por el terrorismo.
A ETA se le ofrece el hotel la Reja, una mierda y
veinticinco mil globos rojos y amarillos.
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