La Jefatura Superior de Policía continúa tras la pista del
destino del material explosivo (PG2) que fue incautado en la
operación realizada el pasado día 30 en el que se detuvieron
a dos soldados profesionales y un civil.
Después del interrogatorio policial habitual y las
declaraciones ante el juzgado de primera instancia e
instrucción número 3 de los de Ceuta, queda meridianamente
claro que ninguno de estos tres detenidos, ni Juan P. A, ni
Óscar C.C., ni Ismael A., están relacionados con grupos
presuntamente de islamistas radicales.
La Policía los tiene clasificados dentro de la delincuencia
común y, ni siquiera, los presuntos contactos que hubiesen
pretendido realizar para ‘quitarse de en medio’ la
mercancía, pudieran estar relacionados con miembros de
grupos organizados, según habría ya contrastado los agenes
que investigan el caso.
En unas maniobras
Lo cierto es que estos 586 gramos de PG2 -material de uso
militar- pudo ser ‘distraído’ en unas maniobras de La Legión
en la península, por lo que se descarta igualmente el hecho
de que se pudiera haber extraído de algún acuartelamiento
ceutí.
El explosivo estaba en el interior de una bolsa de plástico
cuando fue incautado dentro del vehículo que resultó
interceptado por las fuerzas de seguridad en el operativo
desarrollado en la barriada del Ferrocarril.
Se podría especular con que el material pretendía ser
vendido a algunos individuos, del entorno de la delincuencia
común, para en algún momento introducirlo en Marruecos y
ponerlo a disposición de miembros de grupos terroristas que
operarían en el país alauíta, aunque sólo se trata de una
hipótesis, no se descarta absolutamente nada.
Se ha descartado absolutamente que ese explosivo pudiese
estar destinado para su ‘uso’ en Ceuta, aunque sin embargo
no se es tan definitivo ante el hecho de que el material
pudiese ser utilizado en el país vecino.
En todo caso, los dos soldados profesionales pretendían
desprenderse cuanto antes del explosivo y para ello pudieron
haber contactado con Isamel A., un conocido drogadicto del
submundo delincuencial ceutí que sería el supuesto encargado
de encontrar el contacto oportuno para lograrlo.
Los dos jóvenes soldados, que se encuentran custodiados en
el establecimiento disciplinario del acuartelamiento ‘Pardo
de Santayana’, pretenderían hacerse con un dinero rápido,
probablemente para adquirir sustancias estupefacientes.
Círculo cerrado
En cualquier caso, de confirmarse la hipótesis, el círculo
quedaría cerrado en esta primera fase, aunque sí es cierto
que la Policía anda tras el vehículo con el que contactaron
los ahora detenidos mientras eran seguidos por los coches
‘K’ de la Brigada de la Policía Judicial.
En este momento la segunda fase de la investigación, en
manos de los servicios de Información de la Jefatura
Superior, se encontrarían centrados en hallar la identidad o
identidades de los posibles compradores del material quienes
pudieran conocer conexiones en Marruecos con grupos
organizados.
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