Ayer a las doce la mañana con motivo de la celebración de la
festividad de San juan Bosco, patrón de los Especialistas
del Ejercito de Tierra, se disparó la tradicional salva del
mediodía desde el baluarte de la bandera, en el baluarte de
los mallorquines, en lugar de hacerse desde la Fortaleza del
Hacho como es tradición.
Para la ocasión se empleó para la salva un cañón de 75/22 mm,
arma de época ya fuera de servicio, que fue disparado por
personal del Regimiento de Artillería de campaña número 30
vestido para la ocasión con trajes del siglo XIX.
Después, a las 12:30, se celebró en la capilla castrense de
San Cristóbal del acuartelamiento “Otero” una ceremonia
religiosa para conmemorar la festividad del patrón, a cuya
conclusión se procedió a celebrar un acto institucional que
estuvo presidido por el General Hortigüela, Comandante
General de Ceuta, en el que estuvo acompañado por los jefes
de las distintas unidades de la plaza, los cuadros de mando
y tropa del cuerpo de Especialistas destinados en las
diversas unidades de la Comandancia General de Ceuta.
El “cañonazo de las 12”, que tradicionalmente se disparaba
desde la Fortaleza del Hacho, ha marcado durante siglos el
ritmo de la ciudad. Es una larga tradición que comenzó
prácticamente desde la conquista de la ciudad pero que tomó
carta de oficialidad con la Real Orden de 1881 de Alfonso
XII. Durante mucho tiempo a servido como “reloj de pólvora”
para la ciudad y actualmente es una tradición que conservan
tres ciudades del mundo
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El origen de una tradición centenaria
El origen de las salvas militares
hay que buscarlo en las nieblas de la edad media. En aquella
época, el poder del rey estaba muy limitado por la fuerza
que tenía la nobleza señorial, dueños de vida y hacienda de
sus “señoríos” que solían tener entre sus principales
intereses usurpar la corona, bien para erigirse ellos como
reyes bien para ayudar a alguen próximo a ellos. Entonces
costaba mucho tiempo cargar de pólvora los cañones, así que
para desarmar las plazas la monarquía obligó a que, ante una
real visita, se “saludase al rey” disparando todos los
cañones.
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