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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 31 DE ENERO DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

Carlos Orúe
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cuando queda ya lejos el triunfo en Mérida de la Asociación Deportiva Ceuta, merecido a todas luces, no está de más que hablemos del equipo local, en un momento crucial del Campeonato.

De todos es sabido que Carlos Orúe es un entrenador experto y avalado por éxitos indiscutibles. De ahí que la directiva no tuviera la menor duda a la hora de confiar en sus conocimientos. Hasta el punto de dejarle confeccionar la plantilla.

La plantilla de la Asociación Deportiva Ceuta se vio muy pronto que estaba descompensada y que en su composición habían primado los desaciertos. Negarlo es algo que ni se debe ni se puede hacer. De tales errores, muchos de ellos impropios de quien lleva tantos años en el fútbol, se fueron cosechando derrotas y se vieron actuaciones pésimas, que invitaban a pensar que el equipo iba a estar mucho tiempo hundido en los últimos lugares de la clasificación.

Desgraciadamente, los pronósticos se cumplieron y el equipo ha estado siempre formando parte del pelotón de los torpes. Tal y como muy bien declaró, la semana pasada, el entrenador local. Menos mal, y bien podríamos darles albricias a cuantos quieren lo mejor para el equipo, que la victoria ante los emeritenses ha hecho posible que se vea la luz al final del túnel en el cual estaba metido el conjunto entrenado por Orúe.

Al entrenador jerezano, es conveniente decirle que no estuvo muy acertado cuando declaró en Canal Sur, en un programa deportivo de humor, que la trayectoria del Ceuta, muy mala hasta entonces, se debía al déficit que arrastra el club. Lo cual fue una metedura de pata. Y más aún: una falta de respeto. Entre otras razones poderosas, porque, que yo sepa, la directiva paga religiosamente. Y, por lo que sé, más que bien. Ya quisieran muchos equipos del grupo, casi todos, vamos, estar a la altura de este club.

Ahora bien, a lo mejor Orúe se refería a que los directivos, con un presupuesto a la altura de los conjunto más encopetados de la categoría, no habían podido darle dinero suficiente para hacer los fichajes que a él le apetecían.

Por lo tanto, más que achacar al déficit los problemas de que el equipo hubiera estado dando tumbos durante la primera vuelta, hubiera sido mejor decir que él salió cortito de dinero al mercado y no pudo firmar a los jugadores que deseaba. Y tuvo que contratar medianías.

Aunque de haberse expresado así, seguro que los directivos se habrían sentido traicionados. Puesto que en la pretemporada se nos dijo que la ADC no renunciaba a nada. Y se publicó, una y otra vez, que los hermanos Narváez eran futbolistas de una categoría extraordinaria; que Alex Hornillo era un central inconmensurable; que el regreso de Amézaga era el no va más; que se contaba con tres porteros sobresalientes; y que De Gomar era una estrella que pronto brillaría con luz propia. Y así sucesivamente. Incluso el fichaje de Chico se anunció a bombo y platillo.

De pronto, de la plantilla confeccionada, los hermanos Narváez se dan el piro porque no estaban capacitados para ser futbolistas del Ceuta; uno de los porteros, gallego él, pone pies en polvorosa; Amézaga, causa baja; y Alex Hornillo, resulta que se tiene que ir porque es un central que no reúne las características requeridas por el entrenador. Que, además, fue recomendado por éste.

No me negarán que lo ocurrido no es digno de ser publicado. Y, desde luego, nos permite decir lo siguiente: se puede ser muy buen entrenador y menos bueno a la hora de confeccionar una plantilla. A pesar de todo, los tres puntos de Mérida son de oro. Y Orúe estuvo muy acertado el domingo, día 28, en el estadio emeritense. La verdad no tiene más que un camino.
 

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