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Hay una frase que me aprendí
cuando era pequeño, o sea algo menos alto que ahora, que la
suelo aplicar en determinados momentos. La frase dice así:
“Hay que saber ganar con honor y perder con elegancia”. Y la
suelo emplear de determinados momentos, porque no todo
quisqui está preparado para saber el significado de ambas
palabras sobre todo, algunos analfabetos que haciendo la o
con un canuto le suelen salir cuadradas. Ya lo dijo el
Guerra, no Alfonso: “Hay gente pa to”.
Y es cierta la frase, tanto en cuanto, hay personajillos,
que tienen el convencimiento de que son el niño en el
bautizo, el novio en la boda y el muerto en el entierro. Y
¡ay! de aquel que intente llevarles la contraria, en esa
creencia de que ellos son los únicos capaces de hacer girar
el mundo y que todas y cada una de las determinaciones que
adopten tienen que ser aceptadas aunque, las mismas, estén
fuera de la ley. Algo así como la frase que dijera Luis XIV
“L’ Etat ce moi”.
Estos personajillos, con un nivel intelectual bajo mínimos
son, todos aquellos que quieren imponer su santa voluntad a
los demás, sin permitir que nada ni nadie les lleve la
contraria o puedan realizar alguna de las labores que ellos
están realizando.
Si alguien se atreve a ello, montan en cólera, se ciegan y
no ven más allá de sus narices mandando, de inmediato, a
algunos de sus esclavos a acabar, por la vía rápida, con
aquellos que han osado tener semejante atrevimiento de
hacerles la competencia.
Los esclavos se postran a sus píes, esperan las consignas de
los analfabetos de turno para entrar en acción sabiendo,
además, que contarán con todas las bendiciones del mundo
mundial.
Armados con “lastiqueras” o sea con “tirachinas” que, como
todo el mundo sabe, es el deporte nacional en China, se
lanzan contra un enemigo mejor preparado con armas modernas
y una gran memoria histórica que les van a servir para
derrotar, en su propio terreno, a estos pobres esclavos que
al despedirse de sus señores, le dijeron como le decían las
legiones al César, antes de entrar en la batalla ”Ave César,
moriturem te salutan”
No resisten ,las pobres criaturitas, los esclavos de los
analfabetos, ni el primer empuje de las fuerzas contrarias a
pesar, de que esa fuerzas, sólo han lanzado una salva de
pólvora, como si fuese una mala traca de feria, pero que ha
servidor para que esa pobre tropa de esclavos se retire de
mala manera abandonado el campo de batalla.
A la guerra hay que ir con todas sus consecuencias. Es más,
antes de entrar en combate, se debe saber, perfectamente,
con qué armas cuenta el enemigo al que nos vamos enfrentar
para evitar, con ello, hacer el ridículo y salir corriendo
con el rabo entre las patas.
Es una locura presentarle batalla a un ejercito mejor armado
y curtido en mil batallas de las de verdad, de las de
jugarse, a cada segundo la vida, ante un enemigo muy
potente, sin más armas que las “lastiqueras” y las
bendiciones correspondientes, y todo por decir: “si bwana”,
a quienes su capacidad intelectual no les dejan comprender
que los relojes han seguido su curso y no se han parado en
el tiempo. ¿De acuerdo, colega?
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OPINIÓN / MIS COSAS
