Hace unos días con motivo de la
celebración de la festividad de Sto. Tomás de Aquino, patrón
de las Universidades y por tanto, de los estudiantes
universitarios se celebro en el Salón de Actos de la
Facultad de Educación y Humanidades una conferencia a la que
asistieron diferentes autoridades como el Vicerrector de
Estudiantes de la Universidad de Granada, el Presidente de
la Ciudad y el Delegado del Gobierno. Todos éstos, junto con
el decano y la secretaria de la Facultad ocupaban la mesa
presidencial ubicada sobre el escenario. La conferencia
corrió a cargo de un profesor de Didáctica y Organización
escolar de la Universidad de Granada y en ella hacía un
recorrido histórico de la enseñanza en el período
comprendido entre los años 1980 y 2000. Parece ser que al
señor delegado del Gobierno, no le gustaron las críticas,
pues de una manera violenta se quitó la beca arrojándola
encima de la mes y se marchó del acto, siguiéndole sus
adláteres: Clemente Cerdeira, el delegado de Educación Juan
José León, Rafael Leal y la Inspectora de Enseñanza. Para
los lectores que no sepan lo que es la beca, esta es una
faja de paño que se coloca sobre el pecho de los
estudiantes, en forma de uve, y que cae hacia atrás: la beca
es un distintivo que varía de color dependiendo del centro
al que se pertenezca. Me imagino que el Sr. Delegado del
Gobierno tenia la beca como símbolo honorario que la
Universidad en su día le impuso como máximo representante de
la Educación del Estado en la ciudad; antiguamente se
llamaban Hacedores. ¿Quiénes eran estas personas dentro de
la Universidad? "Hacedores" eran los antiguos colegiales que
habían conseguido llegar ya a los puestos más influyentes
del Estado, y desde allí manejaban a su antojo las becas
vacantes. Así se explica que las becas fueran a parar "a
hijos, sobrinos, parientes y allegados de otros colegiales,
y especialmente de consejeros, camaristas, obispos y otras
personas de autoridad que puedan otro día volver la vez al
Colegio, esto es, favorecer en las pretensiones a sus
colegiales...". Hecha la aclaración, analicemos el asunto.
El Delegado se ha comportado de forma irascible, fuera de
tono y demostrando un absoluto desprecio hacia las normas de
educación que un alto cargo debe cuidar no solo en la vida
publica sino en la más absoluta de sus asuntos personales.
Como la mujer del Cesar que debe ser honrada y parecerlo. Si
a Ud. no le esta gustando la disertación del ponente, se
espera estoicamente hasta el final de la conferencia y como
máxima autoridad solicita su correspondiente turno de
replica al conferenciante. Le dice todo lo que Ud. quiera o
piense, le canta las cuarenta, pero por favor no pierda los
nervios y de una espantada impropia de la autoridad que
representa, sobre todo por respeto al resto de la mesa,
profesores, y especialmente a los alumnos. No me extraña que
estemos en el vagón de cola de la educación universitaria en
Europa.
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