Se fueron las fiestas navideñas y
en su adiós dieron paso a los Carnavales. Unos Carnavales a
los que, por cierto, llevo años sin acudir a presenciarlos
en el Siete Colinas, porque me he vuelto una jartá de cómodo
y prefiero verlos televisados desde el sofá de mi casa. Algo
impensable que me pudiese pasar con la intensidad con la que
he vivido y participado en las fiestas del dios Momo. Pero
la vida tiene esas cosas, en cuanto uno va cumpliendo años,
se vuelve todo tranquilidad y, tal vez, como dicen ahora los
jóvenes algo pasota.
Fui pionero, como presentador, de esos carnavales que se
volvieron a iniciar en nuestra tierra después de muchos años
sin poder celebrarlos y que constituyeron todo un éxito, no
sólo por las actuaciones de las chirigotas y comparsas, sino
por la participación masiva del pueblo ceutí en la cabalgata
que se realizaba en la calle. Fueron años de un gran
esplendor carnavalesco, donde miles de ceutíes se
disfrazaban poniendo, con sus disfraces una nota de alegría
desbordada y de colorido sin igual.
Nueve años consecutivos actúe como presentador de los
mismos, siempre con la colaboración de otros compañeros y
compañeras de profesión que estuvieron dispuestos a subirse
al madero. A todos y cada uno de ellos los recuerdos con
cariño y siento, en el fondo de mi alma, que ninguno de
ellos haya querido seguir presentando los mismos. Igual les
está pasando lo que al menda, se me han vuelto cómodos.
Bueno también tengo que decir que, de aquella época, han
desparecido muchos buenos carnavaleros, chirigoteros y
comparsistas que hoy se dedican, simple y llanamente, a
presenciar el espectáculo sin participar en el mismo. Una
pena
Aquellos carnavales sin igual, donde el listón se había
puesto a gran altura, con la llegada del que más sabía de
todo fueron cayendo en picado y menos mal que, en la
actualidad, parasen que vuelven a resurgir con fuerza,
gracias a que ya no hay nadie que sepa de todo y se apoya en
los que si saben de carnavales. Y que cuando, aparece el
persnajillo que sabe de todo, lo único que demuestra es que
no sabe de nada. Y, naturalmente, pasa lo que pasa, que todo
se va al garete.
El que más sabía de todo, aunque nunca supo de nada porque
no tenía preparación para ello, empezó s andadura en los
carnavales “cargándose” a todos los que sabían y eliminando
a la semilla del carnaval, como eran la comparsas y
chirigotas infantiles y juveniles que, si duda alguna, eran
el futuro de los carnavales. Y por pura lógica todo lo que
no tiene futuro, muere.
Menos mal, que gracias al esfuerzo de quienes conocen y
saben de carnavales, en los que se está apoyando, Carlos
García Bernardo, actual viceconsejero de Festejos, los
carnavales han vuelto a resurgir con fuerzas en esta tierra
nuestra. Ya lo dice el refrán: “zapatero a tus zapatos”.
Nada hay, en la vida, peor que la llegada a un puesto de
mando de alguien con la gorra y el pito a quien la tómbola
de la vida, sin merecimiento alguno, le dio ese premio.
Porque, demás, toda esa fauna de fantasmas se creen que han
sido tocados por el poder divino para ostentar el cargo que
han ocupado o están ocupando. Y que conste, en acta, que
quedan algunos.
|