Josu Ternera sigue con su dieta
baja en calorías. ¿Y que? Si el tiparraco se saliera con la
suya por la huelga de hambre, sería un claro aviso a los
navegantes para todos los presos de España. De hecho, las
prisiones se llenarían de caricaturas de Ghandi, todos a
base de yogur 0 para conseguir, torticeramente, la libertad.
Y habría que liberar a los huelguistas, por cojones y por no
conculcar el art 14 del Texto Constitucional que garantiza
la igualdad. Vamos, que ante supuestos análogos, idénticos
tratamientos jurídicos. Aunque análogos-análogos no serían
porque, el Ternera está manchado de sangre de inocentes
hasta sus peludas ingles y los otros reclusos, en su
abrumadora mayoría no. La diferencia sería entre un criminal
puro y duro y perlillas o perlazas, pero nada similar. En la
Ley del Talego los terroristas gozan incluso de menos
simpatías que los violadores y los maltratadores, aunque,
más que a los terroristas se odia en el más amplio sentido
de la palabra, a quien se atreve a tocar a un niño, esos ya
entran con los puntos puestos de antemano. El pedófilo
constituye el grado más repugnante de la abyección moral,
los terroristas van inmediatamente después y de hecho, los
etarras, si no fueran tratados con tantos miramientos y
estuvieran bien reliados con los comunes, pasarían por
situaciones extremadamente incómodas y delicadas. Pero es
que, la canalla terrorista, sea de la leche que sea, lleva
mal la estancia en el hotel la Reja y sufren de problemas de
integración, porque, el resto de la población reclusa es muy
mirada con respecto a las junteras y a las amistades.
No obstante, lo del Ternera me parece mamonéo, primero por
parte de la prensa, que debería pactar silencio informativo
para no darle publicidad gratuita ni publicitar los kilos y
las miserias del criminal y si el entorno abertzale quiere
que se sepa, que contraten espacios en las televisiones, que
cambiaremos de canal. Pero nada de promocionar huelgas
interesadas y ridículas para presionar e impresionar no sé a
quien, porque no será a servidora y supongo que tampoco a
ustedes. ¿Qué el menda no quiere comer? Pues que le metan la
sonda nasogástrica, de hecho, mi entorno, cuando yo estaba
malita en 44.600 estaba obsesionado con meterme la
nasogástrica de las pelotas, que es cosa agobiante tan solo
de verla y para que no te la introduzcan con premeditación y
alevosía lo mejor es pactar alimentación a base de Meritene
que, en su versión fresa, no sabe demasiado a química.
Incómodo precedente el de un asesino que quiere poner de
rodillas a la Justicia de España a base de melindres. Porque
una huelga de hambre es un melindre, máxime cuando sabemos
que, en las enfermerías de las cárceles de España hay
criaturas reventando, porque faltan plazas de enfermos
penitenciarios y esas criaturas están doblemente presas. Eso
sí, se habla mucho de “trato de favor” a los malayos pero,
me digan ¿Cómo ha conseguido el Josu ternera por una simple
huelga de calorías que le lleven, veloces y obsequiosos a un
hospital? Eso si que es trato de favor, se ve que, para
obtener privilegios hay que estar muy empapado de sangre y
tener en la calle a una panda de golfos cómplices dispuestos
a liarla y encima los golfos no acaban entre rejas por
ayudar, apoyar, incentivar y ser cómplices de un criminal.
Me preocupa y me apena mil veces más la gripe pasada a pulso
y las solitarias tiriteras de fiebre del último recluso de
la cárcel de Ceuta, al que presumo un dignísimo ciudadano
comparado con el Ternera, que la suerte del etarra. ¿Qué
dicen? ¿Qué la huelga puede hacer peligrar su vida? ¿Y que?
Por mí que reviente.
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