La llegada de inmigrantes, a
nuestro país, nos ha traído de todo para que no nos falte de
nada. A criaturas que han venido a buscar una mejor calidad
de vida para sus familias, dedicándose a trabajar y tratar
de integrarse lo más rápido posible a la forma de ser y
entender la vida en España, nos han llegados otros que dejan
mucho que desear y que tratan, por todos los medios a su
alcance, de imponernos su forma de entender la vida, a las
que quieren que se adapten el país que les acogió y les
tendió la mano para darle esa calidad de vida que no tenían
en sus países.
A los primeros, a quienes vinieron a trabajar honradamente
buscando lo mejor para ellos y sus familias, hay que
protegerlos y tratar de integrarlos en nuestra sociedad
considerándolos como parte de la misma. A los otros, a los
pandilleros, atracadores y demás fauna que sólo han venido a
desestabilizar nuestra forma de vida, a esos hay que acabar
con ellos devolviéndolos a sus países de la forma más rápida
posible, antes de que se produzcan acontecimientos que, más
tarde, tengamos que lamentar y que, ya , se han iniciado. Y
que nadie nos venga con el cuento chino, un cuento muy
explotado por quienes más interesados están en contarlo,
como es el decir que todo esto no es más que racismo. Frase
aprovechada, precisamente, por quienes más interesados en
ella para acusarnos a quienes les hemos acogidos para darles
una mejor calidad de vida.
A los pandilleros llegados desde Sudamérica, que tienen
nombre y apellidos, se les puede encontrar una fácil
solución para ser devueltos a sus países de origen y que,
allí, sigan con sus pandillas, sus agresiones y sus peleas.
Ese es un problema que tiene que resolver sus países de
origen.
Se les avisa a los padres de que deben estar atentos al
comportamiento de sus hijos y, hacerles ver que de ese
comportamientos dependerá que ellos sigan trabajando en
España, con lo cual les damos una responsabilidad que, al
parecer, no tienen dejándoles hacer, a sus niños, lo que les
viene en ganas y que pertenezcan a las pandillas que ellos
deseen, siendo las autoridades españolas las que tienen que
tener esa responsabilidad, de saber a dónde van y que hacen
sus hijos. ¡Hasta ahí podíamos llegar!.
Pues, bien, una vez advertidos, el día que se coja a algunos
de estos pandilleros haciendo de las suyas, toda la familia
se verá en la necesidad de abandonar nuestro país. Seguro
que haciendo esto, muchas cosas cambiaran y los padres
tendrán una mayor vigilancia de que es lo que hacen sus
hijos, evitando que pertenezcan a ninguna banda de
pandilleros, y sólo se dediquen a estudiar, trabajar e
integrarse en la forma de vida de los españoles.
Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice por defender
algo que existe y se quiere ocultar por ciertos intereses.
No es de recibo que una señora con cargo acuse a la prensa
de los sucesos acaecidos, mientras la población habla y no
para de lo que se está viviendo en Alcorcón desde que
llegaron estos pandilleros. Las manifestaciones realizadas
por los vecinos, ante las cámaras, dejan muy a las claras la
situaciones que se están viviendo desde la aparición de
estos pandilleros latinos. Más vale prevenir que curar.
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