Anteayer, sábado, lucía un día espléndido por el macizo del
Gorges. Saboreando el té caliente del termo a horcajadas
sobre las sobrias y gallardas ruinas de la heroíca Cudia
Tahar, saqué del macuto la edición aun fresca del número 286
de Le Journal (uno de los más rigurosos semanarios
marroquíes, por cierto) del viernes 20 del presente para
rumiar, al aire libre, la información con la que me había
desayunado en camino, a la altura de Torreta, poco antes de
los bosques de Buanán y cuya lectura el lector puede
compartir (la traducción del francés es evidente) en el
titular.
La noticia no es solo el contenido, cuyas partes más
importantes resumo a continuación, sino el hecho mismo en sí
de enfocar periodísticamente un tema tan sensible como éste
sobre “el enclave” (sic) de Ceuta, tal y como denomina no
sin cierta elegancia -lo cual es de agradecer- Le Journal a
la Ciudad Autónoma, huyendo de rancias demagogias al uso.
Por lo demás, la información es absolutamente solvente y
equilibrada.
En síntesis, “Le Journal” recoge “la no renovación del
contrato a numerosos soldados musulmanes del ejército
español en Ceuta ..., a cuatro meses de las importantes
elecciones muncipales..., siguiendo informes de los
servicios de inteligencia.... El partido musulmán del
enclave y el ex -partido comunista han montado en cólera
denunciando una persecución en el ejército... Por su lado,
el general de la plaza de Ceuta ha desmentido la voluntad
del ejército de operar una purga en sus rangos basada sobre
consideraciones religiosas... Según el oficial superior, el
número de militares cristianos tocados por la medidas sería
superior al de sus homólogos musulmanes”.
Hasta aquí lo expuesto en el semanario marroquí.
Para estar a mediados de enero, el sol apretaba sobre la
cabeza aliviando el ambiente la típica brisa de montaña.
Recreándome con el paisaje mientras subía a otra vieja
posición española (que por allí llaman casbah), a través de
un antiguo camino mulero, parecíame ascender -tal era la
similitud- a mi querido picu Pienzu, en la asturiana sierra
costera del Sueve. Al fondo, además de las antenas de
comunicación, eran visibles las blancas casitas de los dos
aduares que salpicaban la llanura, destacando entre el
boquete que cae hacia Zarka la cumbre del famoso Monte
Cónico.
Y por cierto, feliz año musulmán a los bastante más de
cuarenta mil conciudadanos de la Ciudad.
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