44. Los milagros son expresiones de una conciencia interna
de Cristo y de haber aceptado Su Expiación.
45. Un milagro nunca se pierde. Puede afectar a mucha gente
que ni siquiera conoces, y producir cambios inimaginables en
situacio-nes de las que ni siquiera eres consciente.
46. El Espíritu Santo es el medio de comunicación más
elevado. Los milagros no entrañan ese tipo de comunicación,
debido a que son medios temporales de comunicación.
47. El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la
necesi-dad del tiempo. Establece un intervalo temporal fuera
de lo nor-mal que no está sujeto a las leyes usuales del
tiempo. En ese sentido es intemporal.
48. El milagro compara lo que tú has hecho con la creación,
acep-tando como cierto lo que concuerda con ella, y
rechazando cómo falso lo que no.
II. La revelación, el tiempo y los milagros
1. La revelación produce una suspensión completa, aunque tem-poral,
de la duda y el miedo. Refleja la forma original de comuni-cación
entre Dios y Sus creaciones, la cual entraña la sensación
extremadamente personal de creación que a veces se busca en
las relaciones físicas. La proximidad física no puede
proporcionarla. Los milagros, en cambio, son genuinamente
interpersonales y conducen a un auténtico acercamiento a los
demás. La revelación te une directamente a Dios. Los
milagros te unen directamente a tu hermano. Ni la revelación
ni los milagros emanan de la con-ciencia, aunque ambos se
experimentan en ella. La conciencia es el estado que induce
a la acción, aunque no la inspira. Eres libre de creer lo
que quieras, y tus actos dan testimonio de lo que crees.
2. La revelación es algo intensamente personal y no puede
trans-mitirse de forma que tenga sentido. De ahí que
cualquier intento de describirla con palabras sea inútil. La
revelación induce sólo a la experiencia. Los milagros, por
otra parte, inducen a la acción. Por ahora resultan más
útiles debido a su naturaleza interpersonal. En esta fase
del aprendizaje, obrar milagros es importante porque no se
te puede forzar a que te liberes del miedo. La reve-lación
es literalmente inefable porque es una experiencia de amor
inefable.
3. Tú eres una creación perfecta y deberías sentir
reverencia solamente en presencia del Creador de la
perfección. El milagro es, por lo tanto, un gesto de amor
entre iguales. Los que son iguales no deben sentir
reverencia los unos por los otros, pues la reverencia
implica desigualdad. Un hermano mayor merece respeto por su
mayor experiencia, y obediencia por su mayor sabiduría.
También merece ser amado por ser un her-mano, y devoción si
es devoto. Es tan sólo mi devoción por ti lo que me hace
merecedor de la tuya. No hay nada con respecto a mí que tú
no puedas alcanzar. No tengo nada que no proceda de Dios. La
diferencia entre nosotros por ahora estriba en que yo no
tengo nada más. Esto me coloca en un estado que en ti es
sólo latente.
4."Nadie viene al Padre sino por mí" no significa que yo
esté en modo alguno separado de ti o que sea diferente,
excepto en el tiempo, y el tiempo no existe realmente. La
afirmación tiene más sentido desde el punto de vista de un
eje vertical que de uno horizontal. Tú estás debajo de mí y
yo estoy debajo de Dios. En el proceso de "ascensión" yo
estoy más arriba porque sin mí la distancia entre Dios y el
hombre sería demasiado grande para que tú la pudieses
salvar. Yo salvo esa distancia por ser tu her-mano mayor,
por un lado, y por el otro, por ser un Hijo de Dios. La
devoción que les profeso a mis hermanos es lo que me ha
puesto a cargo de la Filiación, que completo porque formo
parte de ella. Tal vez esto parezca contradecir la
afirmación "Yo y el Padre somos uno"; pero esa afirmación
consta de dos partes en reconocimiento de la mayor grandeza
del Padre.
5. Las revelaciones son indirectamente inspiradas por mí
debido a mi proximidad al Espíritu Santo y a que me mantengo
alerta para cuando mis hermanos estén listos para recibir la
revelación. De esta manera puedo obtener para ellos más de
lo que ellos podrían obtener para sí mismos. El Espíritu
Santo es el mediador entre la comunicación superior y la
inferior, y mantiene abierto para la revelación el canal
directo de Dios hacia ti. La revelación no es recíproca.
Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios. El
milagro, pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo
en la medida en que hace innecesario el intervalo de tiempo
que abarca. No existe relación alguna entre el tiempo que un
milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca. El
milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado
miles de años. Lo hace en virtud del reconocimiento
implícito de la perfecta igualdad que existe entre el que da
y el que recibe en la que se basa el milagro. El milagro
acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta
manera ciertos intervalos dentro del mismo. Hace esto, no
obstante, dentro de la secuencia tem-poral más amplia.
III. La Expiación y los milagros
1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí
para darle comienzo. Cuando le ofreces un milagro a
cualquiera de mis hermanos, te lo ofreces a ti mismo y me lo
ofreces a mí. La razón por la que te lo ofreces a ti mismo
primero es porque yo no necesito milagros para mi propia
Expiación, pero estoy detrás de ti por si fracasas
temporalmente. Mi papel en la Expiación es can-celar todos
los errores que de otro modo tú no podrías corregir. Cuando
se te haya restituido la conciencia de tu estado original
pasarás naturalmente a formar parte de la Expiación. A
medida que compartas conmigo mi renuencia a aceptar error
alguno en ti o en los demás, te unirás a la gran cruzada
para corregirlos. Escu-cha mi voz, aprende a deshacerlos y
haz todo lo necesario por corregirlos. Tienes el poder de
obrar milagros. Yo proveeré las oportunidades para obrarlos,
pero tú debes estar listo y dispuesto. El obrarlos trae
consigo convicción en la capacidad, ya que la convicción
llega con el logro. La capacidad es el potencial, el
lograrlos es su expresión, y la Expiación -la profesión
natural de los Hijos de Dios- es el propósito.
2. "El Cielo y la tierra pasarán" significa que no
continuarán exis-tiendo como estados separados. Mi palabra,
que es la resurrec-ción y la vida, no pasará porque la vida
es eterna. Tú eres la obra de Dios, y Su obra es totalmente
digna de amor y totalmente amo-rosa. Así es como el hombre
debiera pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que
realmente es.
3. Los perdonados son el medio de la Expiación. Al estar
infundi-dos por el espíritu, perdonan a su vez. Aquellos que
han sido liberados deben unirse para liberar a sus hermanos,
pues ése es el plan de la Expiación. Los milagros son el
medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu
Santo se unen a mí para la salva-ción o liberación de todas
las creaciones de Dios.
4. Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente
por-que yo soy la Expiación. Tú tienes un papel en la
Expiación que yo te dictaré. Pregúntame qué milagros debes
llevar a cabo. Ello te ahorrará esfuerzos innecesarios
porque estarás actuando bajo comunicación directa. La
naturaleza impersonal del milagro es una característica
esencial del mismo, ya que me permite dirigir su aplicación,
y bajo mi dirección los milagros conducen a la expe-riencia
altamente personal de la revelación. Un guía no controla,
pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o
no. ”No nos dejes caer en la tentación” significa: "Reconoce
tus errores y elige abandonarlos siguiendo mi dirección."
5. El error no puede amenazar realmente a la verdad, la cual
siem-pre puede resistirlo. En realidad, sólo el error es
vulnerable. Eres libre de establecer tu reino donde mejor te
parezca, pero no pue-des sino elegir acertadamente si
recuerdas esto:
El espíritu está eternamente en estado de gracia.
Tu realidad es únicamente espíritu.
Por lo tanto, estás eternamente en estado de gracia.
Desde este punto de vista, la Expiación deshace todos los
erro-res, y de esta forma extirpa las raíces del temor. Cada
vez que experimentas las palabras tranquilizadoras de Dios
como una amenaza, es siempre porque estás defendiendo una
lealtad mal situada o desencaminada. Al proyectar eso sobre
otros los aprisionas, pero sólo en la medida en que
refuerzas los errores que ellos ya han cometido. Eso los
hace vulnerables a las distor-siones de los demás, ya que la
percepción que tienen de sí mis-mos está distorsionada. El
que obra milagros tan sólo puede bendecirlos, lo cual
desvanece sus distorsiones y los libera de su prisión.
6. Respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te
compor-tarás. La Regla de Oro te pide que te comportes con
los demás como tú quisieras que ellos se comportasen
contigo. Esto signi-fica que tanto la percepción que tienes
de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. La
Regla de Oro es la norma del com-portamiento apropiado. Tú
no puedes comportarte de manera apropiada a menos que
percibas correctamente. Dado que tú y tu prójimo sois
miembros de una misma familia en la que gozáis de igual
rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo
percibas a él así te comportarás contigo mismo y con él.
Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la
santidad de los demás.
7. Los milagros se dan en la mente que está lista para
ellos. Dicha mente, al estar unida, se extiende a todos aun
cuando el que obra milagros no se dé cuenta de ello. La
naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación
en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador.
Como expresión de lo que verdaderamente eres, el milagro
sitúa a la mente en un estado de gracia. La mente, entonces,
naturalmente da la bienvenida tanto al Huésped interno como
al desconocido externo. Al invitar adentro al desco-nocido,
éste se convierte en tu hermano.
8. El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus
herma-nos de los que ni siquiera eres consciente no debe
preocuparte. El milagro siempre te bendecirá. Los milagros
que no se te ha pedido que hagas no dejan de tener valor.
Siguen siendo expre-siones de tu estado de gracia, pero dado
mi absoluto conoci-miento del plan en su totalidad, yo debo
controlar su ejecución. La naturaleza impersonal de la
mentalidad milagrosa asegura tu gracia, pero sólo yo estoy
en posición de saber dónde pueden concederse.
9. Los milagros son selectivos únicamente en el sentido de
que se canalizan hacia aquellos que los pueden usar en
beneficio propio. Puesto que esto hace que sea inevitable el
que los extiendan a otros, se suelda una fuerte cadena de
Expiación.
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