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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE ENERO DE 2007

 
OPINIÓN / FORMACION EN SEGURIDAD

La clase media se va a la guerra

Por Jorge Pérrez Blanca


En una semana se ha convertido en la pequeña Biblia de la clase media metropolitana. Es el manual Plan Comunitario de Defensa Activa, un curso "sencillo" de contraterrorismo urbano para defender la vida, la propiedad y la familia. Circula por Internet y empresas de seguridad lo distribuyen hoy, en mano, urbanización por urbanización, en las colinas residenciales que circundan la capital.

El manual parte de una noción básica: "Ha llegado el momento del real poder ciudadano. El poder de las comunidades organizadas y unidas". Fue elaborado con base en el Manual de contraterrorismo de la Escuela de las Américas, con sede en Fort Bennings, Georgia. Y adaptado por "especialistas" en el área de la seguridad comunitaria.

Está destinado "a evitar que actos vandálicos, de terrorismo u otra naturaleza perturben o atenten contra la seguridad física de nuestras familias, bienes y comunidades". Aclara que no es sólo una cuestión de supervivencia. Y recomienda no alarmarse: hay que entender que esos procedimientos "son prácticas comunes" en otros países. Se trata de "salvar vidas".

El clima de pánico se generaliza. Las ciudadelas clasemedieras se paramilitarizan. Se llenan de alambres de púa. Cinco anillos de seguridad las protegen. Abarcan desde el perímetro del barrio a la calle, el edificio, el piso y el departamento. Ante el "peligro inminente", las asociaciones de vecinos se arman contra la "amenaza" chavista. Se preparan y entrenan para la guerra civil contra las "mafias" que defienden al gobierno del presidente Hugo Chávez. Se atrincheran en sus propiedades en un régimen de autoapartheid. Se medievalizan.

Rodeada por cientos de barriadas marginales habitadas por "vándalos" y "delincuentes", la clase media teme que una poblada armada la ataque. Que los miserables bajen de los cerros y lo arrasen todo. Por eso, ante la "amenaza terrorista", la "sociedad civil" se organiza para la guerra. Teme que en la próxima crisis se desate la furia de los parias de los tugurios, y que los cuerpos de seguridad del Estado no tengan capacidad para responder a los desórdenes callejeros y los saqueos, como en abril pasado. Se siente "blanco" de los estigmatizados "círculos bolivarianos". Sabe que duerme con el enemigo. Por eso, está alerta y se organiza.

Ha comenzado a agruparse en comités de seguridad y defensa y afina planes de contingencia para contrarrestar la amenaza de los de afuera. Fortifica sus propiedades. Crea redes de comunicación. Se familiariza con los códigos de alerta. Ensaya tácticas de autodefensa. Prevé puntos de concentración. Aprende primeros auxilios. Almacena víveres. Y está dispuesta a matar para proteger lo suyo.

En sus urbanizaciones pululan hoy los perros de la guerra. Hacen su agosto mercenarios traídos del exterior. Ex agentes del Mossad (los servicios de inteligencia israelíes), se cuentan entre los más activos. Trabajan bajo pantalla de agencias de seguridad. Ofrecen protección, brindan consejos, enseñan defensa personal. Se dice, incluso, que tras los sucesos del 11 al 13 de abril, y para no repetir el error, asesores israelíes han diseñado una operación quirúrgica de envergadura: confeccionaron una lista de 2 mil dirigentes a eliminar. Una nueva Operación Yakarta. Las víctimas seleccionadas integran las "hordas bolivarianas", eje del mal vernáculo.

Tras el fallido golpe de abril, los "patriotas" que violaron la Constitución y disolvieron las instituciones para "restituirlas" a sus verdaderos propietarios, los "ciudadanos" de las colinas fortificadas, esgrimen hoy el derecho a la legítima defensa. La ultraderecha fascistoide alienta a la clase media a que se arme. Llevan tres meses haciéndolo. En La Florida, Prados del Este, La Lagunita, Valle Arriba, Country Club, Terrazas del Ávila y Altamira, los vecinos creen que ha llegado la "hora cero". Por eso, mostrando un "comportamiento atípico" para gente de su clase, arrasaron las armerías de Caracas. Los civilizados se armaron hasta los dientes.

La venta de escopetas se multiplicó por tres. El calibre 12, de uso deportivo, es el más buscado. Aunque las pistolas 9 milímetros y 40 son las favoritas de los conocedores. Por su potencia de fuego, claro. También los revólveres 38. Ahora los clasemedieros practican tiro. Hacen su catarsis. Los cursos de las academias y los polígonos han visto crecer 30 por ciento la afluencia de tiradores novatos.

No es que quieran tomar la ley por su propia mano. No. Simplemente preparan la "resistencia" de sus urbanizaciones frente a un eventual asalto de los bárbaros de afuera. De los excluidos del neoliberalismo, esos "delincuentes terroristas". Muchos de esos marginales son sus guardaespaldas, porteros, mucamas, empleados, sirvientes. Por eso, el manual recomienda: "No sea tan confiado con los empleados domésticos, específicamente los que vienen por día. Recuerde que muchas de esas personas han sido manipuladas. Algunas nos comienzan a ver como enemigos. Esto es un asunto delicado y no hay por qué generalizar... pero debe estar alerta ante cualquier evidencia. Hable con sus empleados si tiene la confianza, y dígales la verdad del país".

La introducción al curso comienza con un "análisis del terrorismo". Está tomado de un manual de contraterrorismo del Pentágono. "Es necesario entender el contexto", dice. "A pesar de que el terrorismo aparenta ser una actividad sin sentido, al azar, sin posibilidades de predicción, es en realidad una actividad con un propósito definido". La asimilación chavismo-terrorismo está implícita.

Dado que el caos, la violencia y la destrucción de la estructura social son los objetivos del terrorismo, hay que familiarizarse con sus métodos operacionales. "Sus ataques son conducidos con el elemento sorpresa y generalmente hay muy poco aviso. Son violentos y de corta duración. Operan en células pequeñas y clandestinas colocadas entre la población civil".

El manual identifica algunos mecanismos "para producir terror" y los adapta a sucesos locales conocidos por todos los usuarios: asesinatos (como los del 11 de abril), toma de rehenes (el día del golpe la concentración popular chavista frente al Palacio de Miraflores fue "utilizada como escudo humano"), fuegos intencionales (incendios en los saqueos del 12 y 13 de abril), tácticas callejeras ("círculos bolivarianos"), violencia grupal (acciones contra manifestaciones), robos y expropiaciones (situaciones en el Táchira y Santa Bárbara del Zulia, Ley de Tierras).

El manual enseña cómo elaborar un "plan de prevención-impedimento-reacción-predicción". Debe contemplar una "estrategia de inteligencia" y "manejo de crisis". Dos temas clave: adiestramiento y disciplina. El plan de contingencia debe ser discutido por toda la familia, y si es necesario se debe recurrir a un "psiquiatra amigo" que dé charlas a los vecinos sobre cómo manejar "la crisis".

Rambos en el condominio


Todo está previsto. Desde códigos de alerta en tres fases (amarilla, naranja y roja, que indican sospecha, ambiente de posible violencia y confrontación inevitable), hasta mantener a mano la bolsa de mano o la billetera, la lista de teléfonos, víveres, agua, pertenencias básicas, herramientas y el auto con su depósito de gasolina lleno y estacionado en dirección hacia una ruta de evacuación prefijada. Ante la presencia de sospechosos en el condominio, recomienda: "Nunca busque o inicie la confrontación (visual, verbal o física) innecesariamente. Su vida y la de su familia pueden depender de usted".

Por supuesto, la preparación para la guerra contra los bárbaros del exterior, los que habitan los bantustanes de los cerros, incluye tácticas de "defensa" de bienes y propiedades, en "equipo". Áreas sensibles, puntos de defensa, horarios de guardias, uso de brazaletes o gorras de fácil identificación y la utilización "de aceite, gasolina, cadenas, clavos o barreras con carros, camiones o autobuses, barriles, desperdicios, botellas quebradas y hasta destapar las tapas del drenaje y las coladeras para evitar o retrasar el acceso a la zona (tomando la precaución de que después "no se le complique el repliegue"). Quienes están en la primera línea de defensa deben portar chaleco antibalas y mantener "bolsitas clips" con paño humedecido en vinagre o lentes de natación para evitar los gases lacrimógenos.

"Familiarícese con la Constitución de la república", dice un aviso clave. Se trata, por cierto, de crear "real poder ciudadano". Porque, dice el manual, "no queremos más un mal gerente". O sea, un presidente de la república como Hugo Chávez. Advierte: "Evite el surgimiento de caciques". Y todavía una advertencia más: "No es alarmismo. Se trata de una situación real donde está en riesgo nuestra vida".

El manual incluye un "decálogo de supervivencia": 1. Dominar el pánico. 2. Mantener la calma. 3. Hacerse cargo de la situación. 4. Actuar sin prisa. 5. Pensar positivamente. 6. Observar cuanto nos rodea. 7. Estar informado. 8. Improvisar antes que rendirse. 9. Apreciar la propia vida y la de los demás. 10. Estar prevenido.

El "material mínimo de emergencia" en el hogar y en el vehículo daría para equipar un supermercado o un hospital de la periferia. Desde alimentos y despensas para un mes para familias de cuatro adultos, radios a pila, linternas, reserva de baterías, velas, cerillos, combustible de reserva, herramientas, neveras de camping, botiquín, cuchillos de montaña o "navaja suiza", mantas, libreta con lápiz, gasas, agua oxigenada, termómetros, tijeras, analgésicos, calmantes para picadura y antiácidos, hasta cacao para los labios. También son varias las páginas de "necesidades básicas" para bien llevar la guerra civil sin bajar de peso. Las listas de "alimentos preservables a temperatura ambiente" y las que integran la despensa familiar, hacen agua a la boca. Vamos, hay hasta Toddy.
 

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