Aun siendo un mindundi de la
política, a Juan Luis Aróstegui hay que reconocerle que es
inaccesible al desaliento. Decir lo contrario, sería faltar
a la verdad. Me fascina, pues, la constancia del fundador
del PSPC. Esa que le impide dejar de soñar con que será esta
vez cuando, al fin, logrará un escaño en la alcaldía. A
pesar de que lleva ya la tira de tiempo intentándolo, aunque
sin el menor éxito.
Por semejante tesón, de un hombre que no cede en sus deseos
de ser concejal a cualquier precio, uno cree que merece ser
premiado. Tal y como antaño se premiaba, si mal no recuerdo,
al ciclista que llegaba fuera de tiempo a la meta. Porque
nada importa, en semejante caso, pararse a pensar en la
falta de cualidades del competidor, y sí primar la fuerza de
voluntad demostrada en su intento. Pues lo importante no es
ganar, sino participar. Y en este aspecto, Juan Luis
Aróstegui es el número uno. Hasta el punto de que participa
incluso en lo que no debe.
Por ello, yo le pido a Juan Vivas que haga todo lo posible
por instituir un premio dedicado a resaltar la tenacidad de
quienes quieren lograr algo por lo cual están lampando. Con
el único objetivo de que sea JLA el primer ganador de tan
atractivo trofeo.
Alguien me decía, días atrás, que el muchacho, se refería a
Aróstegui, claro está, es hiperactivo. Y que esa actividad
exagerada lo tiene dominado. Y que, por tanto, duerme lo
justo, come lo mínimo, y así sucesivamente va cumpliendo con
todas las necesidades que los hombres han de afrontar no
sólo para vivir sino también para deleitarse. Más o menos
para cumplir fielmente el mensaje que tan de moda pusieron
los Del Río: “Darle a tu cuerpo, alegría, Macarena...”.
Pues bien, por lo visto nuestro hombre, eterno candidato a
ser concejal del Ayuntamiento, lleva una vida monacal,
debido a los muchos cargos que ostenta y a las obligaciones
que se ha echado encima.
Es director del IES Puertas del Campo; Secretario General de
la Unión Provincial de Comisiones Obreras en Ceuta;
Coordinador de Política Municipal por parte de un partido,
fundado por él -el PSPC, que no tiene representación; asesor
de empresarios; fiscalizador permanente de cuanto hace el
Gobierno local y el Gobierno central; abanderado de casi
todas las manifestaciones que se hacen en Ceuta; contertulio
en todas las emisoras de radio y siempre atento a salir en
las televisiones para demostrarnos que además de hiperactivo
es de logorrea temible.
Ah, también tiene tiempo para copar diariamente las páginas
de los periódicos locales y, cómo no, para escribir su Dardo
de los jueves. Para darse una vueltecita por el MEC y
procurar por todos los medios acojonar a Juan José León
Molina, a fin de que éste procure hacer la vista gorda en
según qué casos. Ahora entiendo las razones por las que
Pedro Gordillo se salva de las constantes diatribas que echa JLA contra los políticos en general. Y, sobre todo, de la
inquina que le profesa a Juan Vivas. Una aversión que ha
llegado a ser obsesiva. Enfermiza a todas luces.
Enfermedad derivada de una envidia que unida a muchas otras
cuestiones deplorables, convierten al sujeto en un hombre
cuyo único momento de respiro lo logra cuando ejerce de
capitán de un equipo de fútbol-sala. Aunque me consta, ya
que lo propalan incluso sus afines, que el hiperactivo lo
consigue dando patadas a diestro y siniestro. Y todo ello
sin derecho a que nadie se le revuelva y le cante las
cuarenta. Cualquiera se atreve a llevarle la contraria a
quien trabaja en la sombra cual si fuera una figura
chinesca. Las comparaciones son odiosas; pero decirle al
presidente que se está pareciendo a “Uca” es más bien una
canallada de tipo insano.
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