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Como bien estaba previsto, ayer
día 19 se produjo la reunión de la Comisión Informativa de
Presidencia para el debate del Ante proyecto del Estatuto de
Autonomía. Reunión que debió posponerse recientemente ante
la apretada agenda de partido de la secretaria general de
los socialistas de Ceuta.
En todo caso, como se dijo, el día 19 se celebró la reunión
a dos bandas (ni UDCE, ni PDSC estuvieron) entre PP y PSOE
quienes, ante el cariz de los acontecimientos parecen estar
llamados a llevar hasta la Cortes Generales la reforma
estatutaria de la Ciudad para convertirse, entre otras, en
Comunidad y llegar a ser igual entre las iguales, algo que
se convierte, en si mismo, en la responsabilidad histórica
de quienes, por generación, le corresponden asumir el mando
del futuro del territorio con un texto que al menos sea
válido para los próximos veinte años.
Con un comunicado conjunto, Partido Popular y PSOE se
remiten a una muy próxima nueva reunión en la que se
analizarán las propuestas, una vez más, para tratar de
avanzar si es que realmente se está avanzando hacia el
camino definitivo.
Al paso con el que se desarrollan los acontecimientos, Ceuta
será la última o la penúltima autonomía en llevar a las
Cortes su reforma si es que tal y como se camina se puede
llegar a algún punto concreto de consenso responsable con el
significado del llamado bien general de los ciudadanos y de
la ciudad como territorio.
La próxima semana, o la que viene según se comenta desde la
institución autonómica, los históricos miembros de la
llamada mesa estatutaria (los que quedan) demostrarán el
grado de interés por desarrollar un texto que debe amparar a
nuestra ciudad en los nuevos tiempos que se avecinan y,
sobre todo, converger con el resto de territorios del estado
español.
La historia está marcando con su pesada letra los nombres de
aquellos que representan en cada una de las siglas políticas
a la sociedad actual. Será la historia pues la que decante
el acierto o no de las actitudes y actuaciones del presente,
pero la responsabilidad es mas que evidente.
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OPINIÓN / EDITORIAL
