Durante un tiempo, me vi obligado
a visitar el hospital todos los días, y debo confesar que mi
permanencia allí me tenía con el corazón en un puño. Un día,
uno de los médicos más veteranos de nuestro centro
sanitario, se pasó por la habitación donde estaba internada
la persona perteneciente a mi familia, y me dijo lo
siguiente:
-Manolo, si no quieres deprimirte, hazme caso: ven al
hospital cuantas menos veces mejor. Si acaso tu presencia no
es imprescindible.
Entendí perfectamente el mensaje. Sobre todo porque el
facultativo, en posesión de una experiencia dilatada, sabía
que en el interior de ese edificio está siempre presente la
semilla de la angustia y la depresión. Cierto es que los
hospitales, por más que gocen de unas instalaciones
extraordinarias, nunca son atractivos en ningún sentido. En
principio, para los enfermos; el hecho de ser paciente ya es
una carga pesada que a todos nos deja secuelas.
Aunque hemos de reconocer que no es igual ser internado en
un habitáculo decente y en posesión de los mejores medios al
alcance de los profesionales, que en un sitio vetusto y con
carencias en todos los sentidos. Y, desde luego, el
hospitalizado ha de tener la certeza de que cuenta con
facultativos suficientes en todas las especialidades.
Y qué decir de los familiares que han de relevarse a la hora
de estar vigilando la evolución del pariente enfermado.
Resulta descorazonador y humillante observar de qué manera
soportan la estancia en el hospital, durante días y días, en
condiciones calamitosas.
Tampoco conviene pasar por alto, pues sería una tremenda
injusticia, los enormes problemas que han de sortear los
profesionales. Sometidos a la tortura de verse practicando
la medicina en condiciones lamentables. De ahí que muchos
médicos, cuando apenas han empezado a conocer la ciudad,
decidan darse el piro y dejarnos con la miel en los labios.
“La situación sanitaria en Ceuta es absolutamente
insostenible”. Así se lo ha dicho a Verónica
Fernández, el portavoz de la Unión Sindical Obrera,
Julián Domínguez. Y lo es por causas tan
conocidas cual añejas: debido a unas instalaciones
decadentes y a la escasez de médicos.
El mal es achacable al Partido Socialista y al Partido
Popular. Y por tanto, si los políticos de ambos bandos
aprovechan la gravedad de la situación en la Sanidad para
denigrar a los contrarios y ganarse el favor ciudadano, no
hacen más que mentir. Porque los Gobiernos centrales, los
tres habidos, nunca consiguieron los fines deseables.
De ahí que enfermar en Ceuta sea echarse a temblar. No sólo
por el mal adquirido, que siempre es terrible, sino por
tener que ingresar en un sitio en el cual uno tal vez salga
curado de la dolencia corporal pero hundido irremisiblemente
en otros muchos aspectos.
Ya sé que el hospital que se está construyendo en Loma
Colmenar será de una gran importancia. Si bien conviene
decir, cuanto antes y sin ánimo derrotista, que en esta
ciudad un hospital más grande y con muchas más camas tampoco
es como para tirar cohetes. Lo cual no quita para que
estemos deseando que pronto empiecen a funcionar las nuevas
instalaciones.
Puesto que con ellas principiaremos a sentirnos personas y
los profesionales de la medicina ganarán asimismo en estima.
Ya que no se estudia una carrera tan larga y hermosa para
vivirla en un mundo occidental, donde el consumismo es
desenfrenado, metido en un cuchitril donde las paredes se
caen a pedazos y todo lo que alcanzan los ojos produce
sensación de deterioro y abandono.
Anterior a la inauguración del hospital, se debe contar con
suficientes médicos para poder cubrir las necesidades de una
población de 70.000 habitantes.
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