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Los incidentes en el embudo con
torno que significa el Biutz se suceden mañana tras mañana
en tanto que policías y comerciantes asisten con un elevado
grado de impotencia al caos que les sobreviene cada día.
Miles de porteadores cargados hasta las trancas se apelmazan
en las cercanías de la puerta de salida hacia Marruecos.
Enfrente, un gendarme con impoluta gorra blanca y uniforme
de los 70 se apresta riguroso a cerrar el acceso a su país.
Poco le importa que a las 13 horas, centenares de hombres y
mujeres continúen en la zona española con bultos a cuestas.
A partir de ahí el control de la masa se hace más necesario
que nunca. Los poco más de doce agentes de la UIP, que ya
reconocen el servicio del Biutz como un castogo, toman
posiciones ante el ‘marrón’ que su ‘colega’ de enfrente les
ha dejado.
El porteador quiere fundamentalmente pasar la mercancía y
cobrar el trabajo; sabe que de esta labor superviven con
penurias su familia por lo que un día sin trasladar
mercancía es un día sin pan. Así de simple, así de
sencillo... así de trágico. La conclusión es que la policía
tiene que enfrentarse al hambre, a la desesperación humana
en un entorno complicado y hasta hostil. La puerta marroquí
del Biutz sigue cerrada, no hay paso. El colapso impera, los
comerciantes cierran para evitar males mayores. Empujones,
semi cargas policiales, carreras... lo de todos los días.
Añadamos a esta especial zona ‘económica’ de la ciudad el
caos existente a la hora de regularizar administrativamente
las naves; la gran mayoría sin licencia de apertura pero
abiertos al público y vendiendo, como debe ser; con
propietarios que han ido traspasando la propiedad; con
divisiones horizontales realizadas sin control... en
definitiva complicaciones diarias, quebraderos de cabeza
constantes en una zona que sigue pareciendo descontrolada
por más actuaciones que en ellas se lleven a cabo.
Cerrar el Biutz, regular las naves, seguridad y limpieza son
las estretagias básicas para, a partir de ahí, comenzar a
propagar la existencia de un polígono ¿industrial?,
medianamente decente.
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OPINIÓN / EDITORIAL
