Cada día que pasa, más le doy la
razón a la sabia de mí abuela, cuando decías aquello de "
Andresito, la política es sólo un quítate tú para ponerme
yo. Lo demás, eso de las ideas políticas de los partidos,
disciplina de partido a la hora de votar y demás cosas que
te contarán no existen por, la sencilla razón, que nunca
existieron y podrás, fácilmente, comprobar, como se pasan de
un partido al contrario para, de esa forma, defender sus
propios intereses". Las personas que a lo largo, de toda sus
vida, han mantenido y defendido las mismas ideas, esas nunca
tendrán nada que hacer en el mundo de la política. Serán
apartados de ellas, precisamente, por todos aquellos
advenedizos que llegarán a cualquier partido, rebotados de
otros que no los han queridos en sus filas".
Para darle la razón, a la sabia de mí abuela, me ha bastado,
simplemente, dedicarme a observar durante todos estos años,
el ir y venir de algunos de los personajes dedicados a la
política, sin tener ni... de lo que es la política e incluso
conocer a algunos engaña bobos que defienden lo contrario
que dicen defender, porque están a la ordenes de quienes les
pagan una pasta gansa, para seguir engañando a los que,
precisamente, deberían defender con todas sus fuerzas.
Poderoso caballero es don dinero.
Sin embargo, a pesar de todo ello, la sabia de mi abuela en
sus no menos sabios consejos me aseguraba que,
indiscutiblemente, también hay hombres honestos, fieles a
sus ideas que las mantenían y las defendían contra todo y
contra todos.
Esos, estos últimos, a los que no estamos refiriendo jamás
se cambiaron, ni un sólo segundo de chaqueta manteniéndose
firme en sus creencias sin dar su brazo en defensa de las
mismas, a pesar de todas las piedras que los inútiles y
vividores del cuento, les fueron poniendo en su camino.
Jamás cambiaron el camino emprendido en defensa de esas
ideas que formaban parte de sus vidas y por las que, en
muchísimas ocasiones, no tuvieron duda alguna en jugárselas.
Porque al jugárselas, por defenderlas, mostraban su hombría
de bien y, los más importante, su dignidad.
Observando, cada día, la vida he llegado darme cuenta de que
ente los muchos valores que hemos perdidos, algunos han
perdido hasta la dignidad, como aquel perdió su
primogenitura, a cambio de un simple plato de lentejas.
Toda esa fauna a la que les humillan, no les tienen respeto
alguno, cómo es posible que hayan perdido hasta la dignidad
y vayan a inclinarse ante quienes les trató de esa manera,
ante la promesa hecha por el advenedizo, porque quienes así
le trataron no fueron más que unos advenedizos y, encima,
traten de justificar su forma de proceder con ese
acercamiento hacia esos personajillos e incluso, en algunos
momentos, dándoles la gracias por acordarse de ellos. ¡Que
poca dignidad!.
Cómo, después de estas acciones, nos pueden venir a que le
tengamos el mismo respeto que les tuvimos en determinada
época y, además, que comprendamos los motivos por los cuales
aguantan todas las humillaciones a que estuvieron sometidos
por estos advenedizos, a quienes las tómbolas de la vida les
dieron las gorras y los pitos con mando.
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