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OPINIÓN - JUEVES, 18 DE ENERO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Cada día que pasa, más le doy la razón a la sabia de mí abuela, cuando decías aquello de " Andresito, la política es sólo un quítate tú para ponerme yo. Lo demás, eso de las ideas políticas de los partidos, disciplina de partido a la hora de votar y demás cosas que te contarán no existen por, la sencilla razón, que nunca existieron y podrás, fácilmente, comprobar, como se pasan de un partido al contrario para, de esa forma, defender sus propios intereses". Las personas que a lo largo, de toda sus vida, han mantenido y defendido las mismas ideas, esas nunca tendrán nada que hacer en el mundo de la política. Serán apartados de ellas, precisamente, por todos aquellos advenedizos que llegarán a cualquier partido, rebotados de otros que no los han queridos en sus filas".

Para darle la razón, a la sabia de mí abuela, me ha bastado, simplemente, dedicarme a observar durante todos estos años, el ir y venir de algunos de los personajes dedicados a la política, sin tener ni... de lo que es la política e incluso conocer a algunos engaña bobos que defienden lo contrario que dicen defender, porque están a la ordenes de quienes les pagan una pasta gansa, para seguir engañando a los que, precisamente, deberían defender con todas sus fuerzas. Poderoso caballero es don dinero.

Sin embargo, a pesar de todo ello, la sabia de mi abuela en sus no menos sabios consejos me aseguraba que, indiscutiblemente, también hay hombres honestos, fieles a sus ideas que las mantenían y las defendían contra todo y contra todos.

Esos, estos últimos, a los que no estamos refiriendo jamás se cambiaron, ni un sólo segundo de chaqueta manteniéndose firme en sus creencias sin dar su brazo en defensa de las mismas, a pesar de todas las piedras que los inútiles y vividores del cuento, les fueron poniendo en su camino. Jamás cambiaron el camino emprendido en defensa de esas ideas que formaban parte de sus vidas y por las que, en muchísimas ocasiones, no tuvieron duda alguna en jugárselas. Porque al jugárselas, por defenderlas, mostraban su hombría de bien y, los más importante, su dignidad.

Observando, cada día, la vida he llegado darme cuenta de que ente los muchos valores que hemos perdidos, algunos han perdido hasta la dignidad, como aquel perdió su primogenitura, a cambio de un simple plato de lentejas.

Toda esa fauna a la que les humillan, no les tienen respeto alguno, cómo es posible que hayan perdido hasta la dignidad y vayan a inclinarse ante quienes les trató de esa manera, ante la promesa hecha por el advenedizo, porque quienes así le trataron no fueron más que unos advenedizos y, encima, traten de justificar su forma de proceder con ese acercamiento hacia esos personajillos e incluso, en algunos momentos, dándoles la gracias por acordarse de ellos. ¡Que poca dignidad!.

Cómo, después de estas acciones, nos pueden venir a que le tengamos el mismo respeto que les tuvimos en determinada época y, además, que comprendamos los motivos por los cuales aguantan todas las humillaciones a que estuvieron sometidos por estos advenedizos, a quienes las tómbolas de la vida les dieron las gorras y los pitos con mando.
 

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