El Diccionario de la Real Academia Español registra la
entrada "globalización", entendida como la "tendencia de los
mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una
dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales".
Pero si el dinero se mundializa, detrás de este siempre
estará el delito, el delincuente, por lo que la
globalización ha traído consigo nuevas formas de
criminalidad. La globalización se constituye en un sistema
promotor de muchas otras formas de oportunidades para la
criminalidad en los diferentes planos sociales, creando
oportunidades de economía informales, enriquecimiento
ilícitos a través todas formas de delincuencia, desde
crímenes económicos y financieros a partir de la economía
legal que lleva a los actores a la economía ilegal, delitos
contra el medio ambiente, la generalización del narcotráfico
ilegal, tráfico de armas, terrorismo, el fraude, la
corrupción de altos dignatarios del poder ejecutivo,
legislativo y judicial promovida por la empresa privada y
transnacionales, el contrabando, el autotrófico
internacional, el trafico de armas, la pederastia y una de
las mayores aberraciones que hoy en el siglo XXI todavía no
hemos erradicado: La Esclavitud en sus diferentes modos:
Inmigración Ilegal, el trafico de niñas y niños para
prostituirse, el trafico de seres humanos para extracción de
órganos, etc.
Todos estas formas delictivas, ha determinado el surgimiento
de una clase social descontenta, que ha expresado su
desacuerdo con el sistema y las autoridades mediante
pronunciamientos en masas, que también ha dado origen a los
delitos de masas, en la que las victimas es el mismo pueblo,
es decir el pueblo comete delitos de masas contra si mismo,
mediante la manifestación violenta, bloqueando carreteras,
aeropuertos, calles y avenidas, causando graves daños
económicos a pasajeros, turistas, empresarios,
transportistas, al comercio internacional, daños materiales
a la propiedad privada mediante el robo agravado en masa
(saqueo), destrucción material de los medios de transportes
(incendio de medios de transportes tanto de dominio públicos
-policiales- como privados masivos), asesinato en masa de
presuntos infractores de la ley (linchamiento o
ajusticiamiento por manos propias), todo esto trae una nueva
forma de inseguridad globalizada de la población en general.
La nueva economía globalizada tiene como consecuencias un
mayor uso y abuso del alcohol, las drogas, la prostitución
infantil, el terrorismo, el fraude, y con todo ello nace la
nueva sociedad de la cultura del crimen.
Estas nuevas formas de criminalidad, obliga a que los
Estados readecuen sus políticas de seguridad, dando origen a
la concepción de la nueva seguridad nacional, dividida en
seguridad general asumida por el gobierno central a través
de su fuerza policial, la seguridad autonómica asumida por
los gobiernos de las Comunidades y Ciudades Autonómicas, y
la seguridad local asignada a las administraciones locales.
De esta nueva concepción de la seguridad, nace la
diversificación de la misma. Se habla de la seguridad
militar, la seguridad policial, la seguridad jurídica, la
seguridad laboral, la seguridad industrial, la seguridad
medioambiental, la seguridad ciudadana, la seguridad del
consumidor, la seguridad social, la seguridad sanitaria,
etc.
Surgen nuevas escuelas criminalísticas que se dedican a
estudiar las nuevas formas de delincuencias surgidas en el
mundo, entre ellas la escuela “de la criminología
administrativa”, teoría originada en Inglaterra y Holanda
que tiene como sus máximos exponentes a Taylor y O’Malley,
basan sus estudios en la teoría neoliberal del crimen en
Europa, quienes introducen la teoría de la sociedad de
riesgos, consistente en que la delincuencia ha crecido,
gracias al crecimiento de la economía. Según estos teóricos,
el comportamiento delictivo es producto de oportunidades y
restricciones, renaciendo el viejo refrán “la oportunidad
hace al ladrón”, dando preferencia al estudio del crimen
desde el punto de vista del entorno o de la situación en las
que se cometen los delitos, es decir se orienta el estudio
al acto criminal y a las situaciones en que este se comete,
llegando a la conclusión, que las víctimas son los
responsables de la comisión de los delitos, determinando que
la clase social, la etnia y el sexo son solo factores que
causan riesgos. Según la escuela de la “nueva criminología
administrativa” la lucha contra el crimen o delincuencia
debe basarse en la reducción del riesgo y la redistribución
del mismo, es decir a la reducción de las oportunidades que
expone el mismo ciudadano para la comisión de los delitos
por parte de los delincuentes.
En esta reducción de los riesgos, la población local juega
un papel importante, como por ejemplo tomar medidas
preventivas como responsabilidad individual de cada
ciudadano, la policía solo puede combatir el crimen con
mayor eficiencia, si existe una cooperación estrecha y
abierta con la población, esta repartición de las
responsabilidades entre los individuos, la población y la
policía, permite una estrechez del riesgo y la fiabilidad,
lo que lleva a determinar que el riesgo pueda reducirse en
la medida que se alcanza una fiabilidad de la población en
su institución policial.
La policía, constituye el pilar fundamental para la
represión de la delincuencia, en la medida que mantenga una
relación estrecha como primer punto de contacto del Estado
por medios de sus instituciones públicas con los individuos
que conforman la población. Si la policía como “sistema
experto estatal” falla como punto de acceso hacia el
individuo-población, por que falla algún elemento de la
propia institución, o por que hay alguna disfunción en su
relación con el Estado, con los ciudadanos o con ambos, se
quiebra la transmisión de la fiabilidad, esta falla puede
estar imputada a los elementos de corrupción de los miembros
de la institución, a la insubordinación de los elementos
policiales hacia el Estado o al poder legalmente
constituido, a la falta de profesionalismo de sus miembros,
a la improvisación de sus planes, programas, insuficiente
dotación de personal, levantamiento de sus miembros contra
el poder legalmente constituido, tal como ocurre
permanentemente con la fuerza policial boliviana, entre los
episodios mas recordados tenemos, las huelgas policiales, el
levantamiento de la Policía Nacional ocurrido en la ciudad
de La Paz en el recordado suceso del febrero negro del año
2.003, esta disfunción policial-individuo-población, rompe
la generación / transmisión de la fiabilidad. El contacto
con esa policía que no genera confianza, resulta en ese caso
decepcionante y constituye una total quiebra de confianza en
el “sistema experto de la seguridad” y en los sujetos
“agentes policiales”, lo que conlleva a que la población
recurra a la justicia por manos propias, llevando a la
sociedad que se encuentra harta de una policía que no ha
logrado satisfacer las necesidades de la población, a
cometer el delito en masa, el asesinato por medio de
linchamientos, retrocediendo a la época de la barbarie
humana.
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