Una noticia aparecida el 15 de enero en el diario “El
Mundo”, sección Andalucía, llama poderosamente mi atención,
hasta el punto de que no he podido reprimir mi deseo de
comentarla. Se titula “Un ex gilista en Benahavís”, y da
cuenta de cómo la agrupación local del PSOE de dicha
localidad, con el visto bueno de la dirección provincial de
dicho partido, cuenta con la “colaboración” del
ex-presidente de Ceuta Antonio Sampietro, a la que, y cito
textualmente, “aporta ideas sobre su antigua gestión
municipal ceutí y marbellí”. Las declaraciones que el citado
periódico recoge del candidato socialista benahavileño,
Cristóbal Guerrero, no tienen desperdicio, y para deleite y
solaz de los lectores las reproduzco literalmente. Dice el
susodicho que Sampietro “es una persona que ha estado
colaborando e intentando aportar ideas y no aparece en la
lista, puesto que el partido nos aconsejó que no era la
mejor opción para encabezar una lista ni para ir en la
candidatura”. Y añade, ufano, que “al partido no le parece
mal que pueda colaborar con la agrupación” y que “se ha
ofrecido para aportar ideas de su Gobierno con GIL en
Marbella, así como en Ceuta”.
En fin, aunque creo que el hecho se comenta por sí mismo,
quizá pudiera dar pié a algunas reflexiones en relación con
nuestra ciudad. Es bien sabido que el PSOE de Ceuta ha
estado permanente tratando de vincular la gestión del
gobierno del PP en la Ciudad Autónoma de Ceuta con la del
anterior gobierno del GIL de Sampietro y demás compañeros
mártires, en especial a través de las intervenciones en
relación con los informes del tribunal de cuentas de un
señor diputado por Cádiz que dice que él es el diputado por
Ceuta, aunque aquí no le haya votado nadie, que yo recuerde
(sí, el mismo que dijo que él solito iba a arreglar lo de la
intercambiabilidad, y que dos años después, constatada su
incompetencia, descubrió que la culpa la tenía Juan Vivas).
En cualquier caso, lo de Benahavís me lleva a un mar de
confusiones, porque, si ahora Sampietro es asesor del PSOE,
ya no estoy seguro de si esos intentos del PSOE de vincular
al actual gobierno con el anterior son una crítica o un
elogio. Y es que, si los consejos de tan “ilustre” personaje
valen para los socialistas costasoleños, podrían igualmente
valer para la señora Palomo, puesto que al fin y a la postre
son del mismo partido ¿o no?
De todas formas, ya que por aquí conocemos bien al
mencionado “asesor”, sería muy conveniente que la señora
Palomo aconsejara al citado D. Cristóbal que se palpara bien
la cartera después de cada reunión que mantenga con aquél,
no le vaya a dejar sin fondos para la campaña, con el
consiguiente perjuicio para su “agrupación”. Aunque todo
depende de cuál sea el sentido en que quiera ser asesorado,
ya que puede ser que su objetivo sea el de mejorar su
situación personal, la de los componentes de su lista, y la
de sus familiares y amigos, natural inclinación que acompaña
a la condición humana desde la noche de los tiempos, pero
que vinculada a la actividad política puede dar lugar a
peligrosas situaciones en que se confunde lo público con lo
privado, con el resultado final de dejar la hacienda pública
hecha unos zorros, como pasó en Marbella siguiendo los
métodos del ahora asesor, y como estuvo a punto de pasar en
Ceuta si todos los partidos democráticos, incluido el PSOE,
no hubiéramos hecho lo que tuvimos que hacer.
Una última reflexión me lleva a pedir a la señora Palomo, y
a los que en su nombre, entre insulto e insulto, se atreven
a dar clases de ética al PP, que sean prudentes en sus
recomendaciones, porque ya ven que por donde menos se
espera, salta la liebre, y deja a los presuntos
moralizadores con la parte donde la espalda pierde su casto
nombre expuesta a las inclemencias meteorológicas. Y aunque
afectados por el “calentamiento global”, no vaya a ser que
la ilustre candidata vaya a coger un resfriado en tan
inconveniente momento, con las elecciones tan cercanas en el
tiempo. Que en el PP somos señoras y caballeros a los que
nos gusta el juego limpio, y queremos adversarios en
perfectas condiciones físicas y mentales, cuestión nada
fácil a la vista de la calaña del “asesor” que motiva este
comentario.
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