Las llamadas ‘Cartas de Servicio’
que ha presentado el Imserso no sólo es un instrumento
novedoso sino altamente sano en cuanto al compromiso que la
administración toma respecto del administrado en la
importantísima relación existente en toda prestación de
servicio público.
Es un modo de que el usuario-contribuyente pueda evaluar de
inmediato la labor de la administración, en este caso
concreto, del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales con
su órgano más activo, el Imserso.
Es un modo de acercar al ciudadano cuales son las funciones
de los diferentes organismos, qué derecho poseen los
usuarios, dónde deben dirigirse o cómo poder contactar con
la administración. En todo caso, se trata de que los
ciudadanos sepan lo que han de hacer ante cualquier
circunstancias en la que deban hacer uso de la
administración.
La idea en sí misma es buena, es aceptable porque tiende a
dirigir al usuario hacia la demanda de una prestación de
servicio público de calidad. Sin embargo, todos los
organismos no pueden decir lo mismo en cuanto a calidad de
servicio. Por más que los responsables de áreas como la
sanidad en Ceuta, en su ámbito estatal, traten la mejora de
su organización, disminuyendo la saturación en las
instalaciones, ampliando el escaso número de galenos
especialistas y las limitando hasta su desaparición las
carencias estruturales y de materiales con los que se cuenta
en la sanidad pública ceutí.
La ‘Carta de servicio’ es una buena opción para informar al
ciudadano de cómo debe actuar en caso de que la
administración no cumpla las expectativas y no desarrolle el
servicio que de ella se espera. Es, sin duda, una carta de
compromiso que a veces se torna harto complicado su
cumplimiento como es el caso del Ingesa, pero al menos es
una forma de activar a la administración en la búsqueda de
alternativas que tiendan a eliminar las carencias existentes
con el ánimo de ofrecer a los administrados el nivel de
calidad que se le debe exigir al Estado.
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