Un nuevo temblor sísmico, de 4 grados de magnitud en la
escala de Richter, se dejó sentir en la mañana del lunes 8
de enero en la provincia de Alhucemas, desatando la
inquietud entre la población que sigue aun sin reponerse,
totalmente, del trágico terremoto que el 24 de febrero de
2004 se abatía sobre la comarca, causando un balance oficial
de 629 muertos, 926 heridos de diferente consideración y
15.230 personas dejadas a la intemperie.
Según estimaciones del “Centro Nacional para la
Investigación Científica y Técnica” (CNRST), con sede en
Rabat, el epicentro del día 8 se registró a las 9,17 horas
de la mañana en la comuna de Arbaa Taourirt.
Según comentaron a EL PUEBLO varios residentes en la capital
rifeña, con más de cien mil habitantes, tras el terremoto de
26 de mayo de 1994 y que causó seis víctimas mortales, las
autoridades dictaron varias normas de seguridad para aplicar
en la construcción de nuevas edificaciones en esta zona
evidentemente sísmica, “pero lamentablemente no suelen
respetarse”. Ciertamente “las construcciones rurales de
adobe son realmente frágiles, pero gran parte de las nuevas
construcciones tampoco resistirían un seísmo de cierta
intensidad”, añaden.
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