En Francia, mi admirado Sarkozy ha
sido proclamado como nuevo candidato de la derecha francesa,
después de un duro y exitoso periplo como Ministro del
Interior. El hijo de inmigrantes húngaros ha demostrado
sobradamente su valía y ese carisma, que yo considero
fundamental en un político que es el de “encantador de
serpientes” porque, quien encanta serpientes viene de una
larga práctica y unas dotes innatas antes de comenzar a
tocar la flauta y que la cobra salga bailando de la cesta.
Ser un hombre de Estado es algo que, desgraciadamente, no se
aprende en universidades diseñadas al efecto, sino que, al
lógico conocimiento político han de ir aunadas unas
cualidades como estadista y una trayectoria que avale esas
cualidades. Y todas estas reflexiones me vienen a las
neuronas ante la inminencia electoral. Mi energúmeno de
faltriquera, que me telefonea desde Ceuta para cubrirme de
fulminaciones me echa en cara el haber sido crítica con mi
partido natural que es el PP. Lógico, los afiliados y
electores, de similares sensibilidades, desde democristianos
a neoconservadores, desde la derecha a los liberales,
criticamos y nos autoflagelamos para crecer y mejorar. No se
trata de crítica destructiva, sino de conminar a los
exámenes de conciencia y a la rectificación, es la
invitación a los políticos para que “echen cuentas” de los
sentires y padeceres del pueblo llano y que no se
distancien, porque las moquetas y los despachos aíslan mucho
y distorsionan la realidad. La ciudadanía quiere cercanía y
disponibilidad y los afiliados el que se cuente con ellos
para algo más que cubrir las mesas como interventores o
apoderados, o como muchísimo ser elegidos como
compromisarios para un congreso. Movilidad en los puestos y
nada de eternizarse, porque quien se eterniza se anquilosa.
Pero en el tema electoral, los peperos somos muy gitanos,
podemos estar peleándonos entre nosotros, pero cuando se
toca España somos Fuentovejuna y olvidamos discrepancias
internas para aglutinarnos en tono al único programa
existente en nuestro panorama político que defiende una idea
de cohesión, unidad, dignidad y valores paridos por el
Humanismo Cristiano. Esos valores a los que Sarkozy hizo
sentida referencia y expresó su lealtad e inmensa gratitud,
porque son la historia viva y latente de las raíces europeas
y al que no le guste que se purgue con aceite de ricino.
El basilisco ceutí que me ha tomado como blanco de si
irascibilidad me conmina a posicionarme por escrito. Mire
usted, basilisco, cuando usted no sabía que existía Alianza
Popular en 1978 yo ya era presidenta en Granada de NNGG,
padecí el invento ruinoso de Coalición Democrática donde mi
madre se presentó para el Senado y trabajé en Silva 23 a la
vera de la Gran Vía en 1979, cuando no teníamos ni para
pagar la luz y el alquiler de la cochambrosa sede. Yo sé de
que lealtades hablos, porque pasé y pené lo malo y lo duro,
mientras que, con los éxitos electorales, arribaron como
moscas a la miel los atraídos por los almíbares de un
partido que comenzaba a despuntar. “¿Mamona, estás en los
cuarteles de invierno?”No. Solo que soy escritora, pensadora
y abogado y además ahora voy a representar a un famoso y mi
rollo intelectual se ciñe más al teclado y a la pantalla
mágica de mi ordenador. La cantera, los buenos, la troje de
la mies está en Nuevas Generaciones, en las universidades y
en la FP, entre los mileuristas y los que ponen en la
pancarta “Queremos un pisito como el del principito” Porque
están asqueados. De ahí van a salir los líderes, a esos hay
que mimar.
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