Hace poco tiempo cuando estaba en
un aeropuerto escuché por casualidad a una madre e hija que
se estaban despidiendo. Cuando anunciaron la partida del
vuelo ellas se abrazaron y la madre dijo: "Te amo y te deseo
lo suficiente". La hija respondió: "Madre, nuestra vida
juntas ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que he
necesitado. También te deseo lo suficiente". Ellas se
saludaron con un beso y la hija partió. La madre pasó muy
cerca de donde yo estaba sentada y noté que ella necesitaba
llorar. Traté de no observarla para no invadir su privacidad
pero ella se dirigió hacia mí y me preguntó: "¿Alguna vez se
ha despedido de alguien sabiendo que era para siempre?". Sí,
lo he hecho - respondí. - Perdón por preguntar - contesté -,
pero ¿por qué esta despedida es para siempre? Yo soy una
mujer vieja, y ella vive muy lejos de aquí. La realidad es
que su próximo viaje será para mi funeral. Cuando se
despidió de ella escuché que le dijo: "te deseo lo
suficiente". ¿A qué se refiere? Comenzó a sonreír. Eso es un
deseo que hemos transmitido de generación en generación. Mis
padres solían decirlo. Ella hizo una pausa y miró hacia
arriba como si tratara de recordarlo en detalle, luego
sonrió aún más. Cuando decimos "Te deseo lo suficiente", es
que deseamos que la otra persona tenga una vida llena de
SÓLO lo suficientemente bueno para vivir. Entonces,
dirigiéndose hacia mí, ella compartió lo siguiente como si
lo estuviera recitando de memoria: "Te deseo que tengas
suficiente sol para mantener tu espíritu brillante”, “Te
deseo suficiente lluvia para que aprecies aún más el sol".
"Te deseo suficiente felicidad para que tu alma esté viva",
"Te deseo suficiente dolor para que las pequeñas alegrías de
la vida parezcan más grandes", "Te deseo que tengas
suficientes ganancias que satisfagan tus necesidades", "Te
deseo suficientes pérdidas para que aprecies todo lo que
posees.", "Te deseo suficientes bienvenidas para que logres
soportar las despedidas". Luego ella comenzó a llorar y se
alejó.
Perlas de Sabiduría: No te vuelvas enemigo, del hombre del
cual dejas de ser amigo. (Pitágoras). No veas en tu enemigo,
más que a un amigo extraviado. (Pitágoras). Purifica tu
corazón, antes de permitir que el amor se asiente en él, ya
que la miel más dulce, se agria en un vaso sucio.
(Pitágoras). Elije una mujer, de la cual puedas decir.
“Hubiese podido encontrarla mas bella, pero no mejor”.
(Pitágoras). Perdona a tu hijo si confiesa su falta, también
si la oculta; pero no si la niega. (Pitágoras). No levantes
el hacha ante el árbol plantado por tu padre. (Pitágoras)
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