Hace meses comentábamos, con
referencia a las expectativas creadas en torno a la
actividad del Puerto de Ceuta, lo ineficaz que sería el
asentamiento de una base de recepción y distribución de
contenedores cuando, de antemano, se contaba con la
competencia interesada de otros puertos cercanos como los de
Algeciras, Gibraltar y el de próxima inauguración de Tánger-Med
que tan excelentes prestaciones puede facilitar por la
modernidad de sus instalaciones y dedicación, casi
exclusiva, a este tipo de movimiento portuario, sin que por
ello venga a desatender el tráfico de pasajeros.
Por otra parte, nuestro diario se ha hecho eco de las
declaraciones del presidente de la compañía
Acciona-Trasmediterránea en las que refería que “el puerto
de Tánger-Med pasará factura a Ceuta como el de Nador hizo
con el de Melilla” y en alusión claramente al tráfico de
pasajeros afirmaba que “el que corre directamente peligro es
el de Ceuta”. Y si a todo ello unimos las iniciativas
llevadas a cabo por las Cámaras de Comercio de Huelva,
Tánger y Tetuán, a fin de propiciar el desarrollo económico
de dichos territorios y un mayor acercamiento a sus
respectivas demarcaciones posibilitando que las mismas sean
un referente empresarial de primer nivel, muy adversas son
las expectativas existentes para la instalación de una base
de contenedores en nuestra Ciudad. Si, por otro lado, se
espera la disminución del tráfico de pasajeros y,
consiguientemente, la minoración de ingresos y si, por
último, la arribada de cruceros tampoco ha supuesto el
aumento de atraques, a pesar de las inversiones realizadas
para la promoción de esta clase de movimientos portuarios,
mucho ingenio habrá que emplearse para llevar a cabo un
agestión que pueda compensar los menores ingresos que se
prevén van a producirse como consecuencia de las acciones
comentadas.
Aunque reconocemos muy difícil de ejecutarse, sería
conveniente que el Gobierno Central propiciara la creación
de una aduana, en toda la extensión de la palabra, que
canalizara legalmente las exportaciones españolas al vecino
país así como que la proyectada instalación de una planta
para la producción de bio-diesel (nuevo carburante para la
automoción de la que ha hecho referencia el presidente de la
Autoridad Portuaria), no se convierta en agua de borrajas ya
que de llevarse a cabo la implantación de la misma, traería
consigo la generación de puestos de trabajo, el incremento
del tráfico y la consiguiente inyección económica para las
entidades prestatarias de servicios que giran alrededor de
esta clase de empresas. Sin que pueda olvidarse una campaña
promocional, con bajada de precios de billetes para pasaje y
vehículos en los países de origen dirigida a los miles de
ciudadanos marroquíes (ampliable al turismo nacional) que,
acompañados de sus familiares y vehículos, anualmente, en
varias ocasiones, utilizan este medio de transporte pues,
quiérase o no, ésta seguirá siendo la principal fuente de
ingresos de nuestro Puerto. Y a vueltas con el puerto,
tampoco queremos dejar de mencionar en este somero
comentario la necesaria promoción turística de la Ciudad con
la ampliación de los puntos de atraque del muelle deportivo
que, aun cuando sus ingresos por estadías vengan a
repercutir en la empresa concesionaria del mismo ello
beneficiaría turísticamente a la Ciudad y, también, al
Puerto en lo que a ingresos por cánones se refiere.
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