¿No piensan ustedes que hablar o
referirse a la política es un auténtico pestiño? Empalaga.
¿Qué no? ¿Qué se parece más a una ingestión masiva de
morcilla encebollada que se repite en regüeldos de esos que,
con uno, tienes alimentado a un pobre para un mes? Bueno, en
verdad el símil es correcto y la indigestión de política y
la de morcilla son igualmente empachosas y provocan similar
hartazgo. Porque nada nuevo se apercibe bajo el sol y faltan
profesionales del verbo y castelares o calvos sotelos que
lancen un par de dardos y enamoren al personal.
Está, eso sí, el carismático Rodríguez Ibarra, que es toda
una institución en cuanto a libertad de expresión , de
pensamiento y posicionamiento, sin él, la política española
será más yerma y más aburridamente convencional. Me refiero
al extremeño porque, en la reciente reunión de Presidentes
Autonómicos fue el único que alertó sobre el extremo de que,
hablar y repetirse sobre los zarrapastrosos de ETA era
darles a esos mangantes un protagonismo indeseado. Será que
el socialista, que pertenece a los buenos tiempos de Felipe
(por cierto, en la autobiografía de Alfonso Guerra me han
dicho que, el genial sevillano, se refiere a las andanzas
juveniles de mi anciano cónyuge allá por los ochenta, cuando
los socialistas tomaron el mando y se acabaron las torturas
en las cárceles) en fin, pelillos a la mar, también el
General Rodríguez Galindo , en la última página de sus
Memorias nos envía a Erik y a servidora, un cariñoso guiño
de amistad. ¿Qué si me quiero hacer la importante? No. Pero
me he topado en mi vida con hombres y mujeres de Dios y nos
hemos hecho amigos. Pero el asunto no son los libros sino la
reunión de los Presidentes Autonómicos adonde Juan Vivas
acudió con los deberes a punto y a defender los intereses de
los ciudadanos a la par que Juanjo Imbroda de Melillay
supongo que el regüeldoso tema del terrorismo y de la
torpeza del Gobierno les aburrió hasta la náusea. Mejor que
regurgitar los agravios contra unos criminales piojosos,
retirar las competencias en seguridad ciudadana al Gobierno
Vasco y meterles varias auditorias, todos contentos. Y a
hablar de inmigración con soluciones que deben partir, según
los juristas, de una reforma legislativa que aumente hasta
un año el plazo de internamiento de los ilegales, en
instalaciones adecuadas y que garanticen el respeto de los
derechos humanos, como lo son los campos de internamiento al
estilo inglés o australiano.
Esa vicisitud del año sin posibilidad de salida para los
ilegales desmotivaría a las mafias y encima, en un año da
tiempo para la repatriación garantista y humanitaria. ¿Los
menores? Ahí se ha de partir del respeto que merece
Marruecos y en la capacidad innegable de sus autoridades
para acoger de inmediato en las fronteras a los muchachos
devueltos y retornarles a sus familias o derivarles a
instituciones. ¿O es que la soberbia y el paternalismo del
Gobierno de España le hacen incurrir en la ofensa de pensar
que el vecino Reino no garantiza los derechos de su
juventud? Eso sería de una altivez inaceptable por parte de
los españoles y Marruecos no lo puede consentir si quiere
salvar la cara a nivel internacional.
Con un poco de imaginación los problemas que nos aquejan se
tornan fáciles de resolver. Más peliagudos son los ocho
millones de pobres, el desencanto de nuestros jóvenes
mileuristas, los tiburones inmobiliarios,el agua gratis y
para todos, la falta acuciante de VPO a nuestro alcance, la
erradicación de las sanguijuelas intermediarias en el
mercado alimentario…Y el derecho inalienable y que debe ser
constitucional, de los ciudadanos a la felicidad. Una
muestra de realidades, que no un pestiño.
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